lunes, 26 de marzo de 2012

El Bernabéu no fuma

Os daré un pastor a la medida de mi corazón
Jeremías III 15
(Leyenda enfrente del Bernabéu)

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El marxismo ya no sirve, ha dicho el Papa en Cuba, que es donde Gabo justificó la Revolución “porque en La Habana había muchas putas”. Fue en el año 59 del siglo veinte. Treinta años más tarde cayó el Muro de Berlín. Y en el año 12 del siglo veintiuno el único periódico que lee Rajoy señala con el dedo al Madrid por… ¡capitalista!

No es un chiste. Un periódico global que tapó el Faisán y que pide la renovación de Guardiola por el bien de los pobres del mundo por su fútbol “solidario, de izquierdas”, arremete editorialmente con baja literatura (ay, la baja de Pradera) contra el Madrid de Mourinho, que en esta nueva lucha de clases haría de hidra del fascismo.

Bernabéu lidió con el toro en puntas de García, pero Florentino Pérez lidia con el fantasma de Perón y el espíritu de la Teología de la Liberación.

Ya sabemos que la dialéctica no es como nos la pintan estos dramaturgos (un ejemplo: de los diez diputados del Congreso más ricos, uno es de Ciu, tres del Pp y seis del Psoe), ¿mas por qué iban a dejar que la realidad les estropease una campaña? Los tontos útiles son legión.

¿No te asombra que, doscientos años después de la Revolución, tengamos una sociedad idéntica a la del Antiguo Régimen? –dice Michel Revel a su hermano Jean-François–. La alta Administración equivale a la nobleza de corte, los funcionarios a la baja nobleza, los subvencionados al clero, los empresarios de las contratas públicas a los financieros de palacio, los profesionales liberales a los togados, y los empleados del sector privado al Tercer Estado.

Y en “El conocimiento inútil” revela Jean-François una anécdota que ayudará al madridismo confuso a entender el ataque editorial al Madrid por lo de Villarreal, donde un árbitro que amonesta al agredido Pepe por sangrar no ve ni falta en la lesión de Callejón por la misma entrada de Ujfalusi a Messi en el Manzanares:

Me pidió Cebrián una carta de apoyo para un proceso, y le pregunté cómo era que su periódico hubiera sido casi el único en Europa en no mencionar el “caso Marchais(publicación por “L’Express” del documento probatorio de que el líder comunista francés había ido, en 1942 y 1943, como trabajador voluntario, y no como deportado, a la Alemania nazi). Cebrián, nada incómodo, me respondió: “Sí, ya sé; es verdaderamente lamentable, pero figúrate que el jefe de Internacional estaba de viaje y su adjunto, que le remplazaba, es comunista; de manera que ha silenciado el asunto.”

Si en su dialéctica el Madrid encarna al capitalismo, es normal que, aprovechando un viaje o un descuido, el quintacolumnismo se eche al monte para colocar a Mourinho por debajo de Otegui o para llamar a Cristiano “estrella de hojalata”. En las aguas heladas del cálculo egoísta, que diría don Carlos Marx, Mou y Ronaldo son los únicos obstáculos para la realización del colectivismo zen que Pep y Messi nos traen. Y el Bernabéu, silbando a Coentrao por fumar.


“EL HUMO DE COENTRAO”
Al Madrid le han quitado cuatro puntos por lo mismo que a nosotros una hora: por el huso (con h) y la costumbre. Y el público la toma con Coentrao. Por fumador. Y por portugués. Hispania: tierra de conejos. El españolejo menosprecia a los portugueses porque le parecen españoles sin dinero. Özil también fuma, pero viene de Alemania, y el españolejo (como se le quejaba Franco a Pemán) es germanófilo. “La portuguesada”, me dijo en el estadio un señorito. Por el humo de Coentrao sabemos dónde está el fuego: veo perdida la Liga. Y la Décima...


Quieren al líder en la cárcel