jueves, 1 de septiembre de 2011

Un piso y un sueldo (del Estado)

Concierto matutino de radial a la puerta del hotel
Agosto, 2011

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Los jefes del Movimiento han decidido en asamblea que los partidos políticos no representan a los españoles, y en parte tienen razón.

Un español, ¿qué pide? Un piso para su española y sus españolitos y un sueldo para dinero de bolsillo, pues en la falta de dinero se encuentra el origen de toda neurastenia. Pero un piso y un sueldo del Estado, porque de otro modo habría que trabajar.

En el peor de los casos, en el Estado se madruga, pero no se trabaja. Otra cosa es que la cultura de la vida muelle por cuenta del Estado (socialdemocracia) equipare trabajar con madrugar. Yo me he pasado el verano braceando contra obreros municipales que a las siete de la mañana arrancaban la radial debajo de mi ventana para cortar un adoquín que era el mismo adoquín todos los días.

¡Pero hombre, que estamos descansando!

¡Y nosotros trabajando!

A la media hora apagaban la radial, marchaban a desayunar, y hasta el día siguiente.

La idea izquierdista del trabajo es igual que la idea izquierdista de la noche: desde luego, exagerada, y casi siempre, falsa.

Pero con su idea del trabajo han montado el socialismo: un “ismo” en el que nadie cree, si bien, como avisara un clásico, proporciona a sus “istas” una imagen tan alta de su propia moralidad que casi se creería, al oírlos, que vuelven honrada a la corrupción cuando se entregan a ella. ¿Cómo ver un sinvergüenza en ese tipo que cada mañana, a las siete, despierta con una radial municipal a los veraneantes?

Y con su idea de la noche han elaborado el mito de su pureza, vedada a la derecha: Bono cuando dice que Aguirre besa de día y muerde de noche, o Valenciano, el cerebro de Rubalcaba, cuando suelta que Rajoy encarga a sus secuaces las fechorías de día (?) y, por la noche, se le saltan las lágrimas escuchando ópera (?).

La pega es que para vivir de estos discursos hay que tener dinero, y el dinero se ha terminado.
Del cabreo que a uno le entra al quedarse sin dinero tratan de aprovecharse los personajes más pintorescos del esperpento hispánico, como esos charlatanes de feria con caseta en la Red llamados a pastorear a los cuatro mendas que en el nombre del pueblo pegan voces contra la democracia en la Puerta del Sol.

Con tipos raros como Einstein o Russell, genios en las ciencias físicas y matemáticas, pero alzados en majaderías contra la democracia, siempre quedaba el consuelo de decir:

Estos tíos han perdido la cabeza...

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