Ignacio Ruiz Quintano
Gracias a la victoria pírrica de España sobre Portugal nos hemos enterado del cometido del secretario de Estado para el deporte, un tal Lissavetzky, en Suráfrica: urraca de Zapatero en la Colorá. Su misión, llevarse la ropa usada (la camiseta de Villa) para regalársela a una de las hijas góticas del presidente. "Yo no me voy de Suráfrica hasta que logremos la Copa", amenaza Lissavetzky, y todo indica que esa Copa será para el leonés, que ya habrá buscado un hueco en su mueblebar. Ahora, y como titularía el periódico global en español, el mundo está en vilo, pendiente de las represalias de Urbaneja. Después de todo, la camiseta de Villa es un bien de Estado. ¿Y si a la chiquilla de Zapatero le diera por ir con ella este fin de semana al Desfile Gay? La Asociación de la Prensa debe decidir quién está más guapa: Laura Zapatero con la camiseta de Villa o Sara Carbonero con el batín de Casillas.