jueves, 29 de julio de 2010

De premios y castigos

Vicente Llorca

Pasqual Fresquet ( Alcalá de Chivert 1906,- Aubagne, Francia, 1957) fue un personaje tristemente conocido de los ambientes policiales de la Barcelona de los años 30. Vinculado al movimiento libertario, había sido detenido en alguna ocasión por pistolerismo y participación en diversos atracos.

Dirigente sindicalista del barrio de Sants en 1936, su actuación más conocida tendrá lugar, sin embargo, a partir del verano, como cabecilla de la célebre Brigada de la Muerte. A ésta se le atribuyen más de 400 asesinatos, todos cometidos en la retaguardia. Fresquet, según cuentan las crónicas, acostumbraba a pronunciar un discurso en la plaza del Ayuntamiento donde se había efectuado la limpieza, justificando la depuración de “católicos, fascistas, militantes de la CEDA, curas y oligarcas”. Entre sus damnificados se encontraban también los campesinos opuestos a la colectivización.

En Falset, en noviembre de 1936, se presentaron los brigadistas de la muerte en un autobús pintado con calaveras y en una sola noche mataron a 27 personas de derechas. El autobús permitía a los brigadistas desplazarse libremente de pueblo en pueblo, pudiendo visitar varios en el transcurso de una jornada.

“Eran unos cuarenta hombres armados con la calavera cosida al hombro y al pecho. Oficialmente eran la brigada de investigación Ortiz, y su trabajo consistía en desenmascarar y eliminar a los fascistas ocultos en la retaguardia.”

La preocupación por la actuación de la brigada llegó hasta la misma cúpula de la CNT, que nombró una comisión para “investigar sus fechorías”. Fresquet fue llamado al orden y tuvo que justificarse ante sus compañeros.

Poco después (principios de mayo de 1937), Fresquet fue movilizado y tuvo que incorporarse al ejército republicano. Allí fue nombrado jefe de la Policía Sanitaria.