sábado, 16 de enero de 2010

LOS VIERNES DEL CAMPO DEL GAS I


Jorge Laverón

Kid Romero estaba sentado en la mesita del fondo, solo frente a su cuba de ron y cola, en el Bar La Sardina Alegre, cerca de Marqués de Vadillo.
Romerito esperaba a José Perales, Campeón de Castilla de los pesos gallos, y dueño del bar.

Romero había sido Campeón de España y disputado el título europeo. Con los años, tal vez las penas, pasaba por un peso medio o un semipesado.

-El contrato es fácil, Romero: Lisboa, un dinero que te es tan necesario, aguantas cinco asaltos y te vas a la lona. Todo hecho, te avala el yerno de Bamala, ya conoces. Aquí tienes el billete de tren, reserva de hotel y lo necesario para el viaje. En el quinto te tiras, cobras la bolsa y p´a casa...

Romero tantea al portugués en los primeros cruces de guantes. “Es un paquete”, piensa rápido. “Segundo asalto y no me ha tocado”. Hierve la sangre del viejo campeón: “No voy a tirar la toalla”. Ha pasado el tercero. “No soporto más el tongo, por encima está mi dignidad. ¡Soy Kid Romero!"

Una manita al comienzo del quinto: ¡uno, dos, tres,…, ocho, nueve…Diez!

Vencedor por K.O.: Kid Romero.

No hubo bolsa. Nadie sabe como volvió a Madrid. Cuando José Luis Romero, “Romerito”, Kid Romero, llegó a La Sardina Alegre, volvió el héroe, el hombre incorruptible. El Boxeador.