lunes, 21 de diciembre de 2009

"A MARÍA ZAMBRANO LE MOLESTABA QUE LA LLAMARAN ROJA"

Homenaje a Antonio Machado en Collioure. De izquierda a derecha, arriba: Blas de Otero, José A. Goytisolo, Ángel González, José A. Valente y un desconocido (o sea, Alfredo Castellón).
Abajo: Jaime Gil de Biedma, Alfonso Costafreda, Carlos Barral y J.M. Caballero Bonald.


CONVERSACIÓN CON ALFREDO CASTELLÓN
Realizador de TV



Alfredo Valenzuela*

abcdesevilla.com

La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha dedicado un curso en Sevilla al homenaje que el grupo poético del 50 rindió a Antonio Machado en Collioure hace ahora medio siglo. En la foto que se hicieron los poetas había alguien que no era poeta y de quien nadie se había acordado hasta que Caballero Bonald lo dio por muerto. Pero está vivo, es Alfredo Castellón.

-¿Cómo se enteró de que Caballero Bonald decía que él era el único sobreviviente de la foto de Collioure?

-Se lo leí en una entrevista que le hicieron, y le escribí diciéndole que no me matara tan pronto (risas). En mi programa de televisión «Mirar un cuadro» le dediqué un capítulo a él, pero yo no le hablé de lo de Collioure porque me daba vergüenza, y estoy seguro de que él no me reconoció ni cuando estuvimos grabando, porque no hablamos del asunto, ni de la foto.

-¿Qué hacía usted en Collioure?

-Estaba en el Colegio Mayor, con Costafreda y Valente, pero eran Dionisio Ridruejo y Marañón los que tenían el contacto con la Universidad de París, que fue la que organizó el homenaje a Machado.

-¿Y qué hacía en un Colegio Mayor con 29 años? ¡Ni que fuera diputado!

-No tenía otro sitio donde ir, había vivido allí siempre, y entonces estaba haciendo la milicia de alférez. El director del colegio estaba enterado de lo del homenaje en Collioure, y yo participé en la organización de la salida.

-Carlos Barral dijo que usted era un policía camuflado...

-Eso fue a posteriori, cuando escribió sus memorias, y ya no recordaba nada, además no tuve más contacto con él porque yo no había publicado nada. Volví a verlo y lo aclaré todo con él en Calafell, donde vivía. Luego Castellet y Carmen Riera, cuando veían la foto de Collioure, también se preguntaban quién ere ése que salía y que nadie conocía, que era yo.

-¿Quién era el más simpático del grupo?

-Sin duda alguna (José Agustín) Goytisolo, el más extrovertido.

-¿Y el más esnob?

-(Risas) A esa edad somos esnobs todos. Blas de Otero era el más llano, el más sencillo.

-¿En lo de Collioure hubo esnobismo también?

-Sin duda alguna, yo volví a Barcelona en el coche descapotable de Alberto Closas, con él y con Luis Romero ¡Qué hacía allí un coche descapotable maravilloso cuando casi no había coches!

-¿Hicieron bien el viaje?

-Hablamos de teatro, como es lógico, y yo pasé mucha vergüenza porque no había leído ninguna novela de Luis Romero. Y algo incómodo porque el descapotable era para dos pasajeros y nos metimos tres.

-¿Y quién pasó más miedo en Collioure?

-Barral, que también tomó por policía a Ángel González, que iba con bigotito y corbata, porque cualquiera con bigotito y corbata podía ser policía. Yo creo que pasamos miedo todos. Hubo una desbandada por miedo cuando un grupo se presentó para hacer una ofrenda con tierra que habían aportado los presos de Barcelona.

-¿Bebieron tanto como dice Caballero Bonald?

-Bueno, bebieron los que bebían siempre. Yo no bebía ni fumaba porque había hecho atletismo en Zaragoza.

-¿Después de aquello dejó de tratarlos a todos?

-A Valente lo veía cuando venía a dar una conferencia, a Costafreda no lo vi más.

-¿Cómo se portó Gil de Biedma?

-Yo ya lo conocía de Roma, donde me lo presentó María Zambrano cuando yo estudiaba allí cine. Era muy amable, muy majo, una persona maravillosa. Lo llamé para hacer un programa de «Mirar un cuadro», pero ya estaba muy fastidiado y no pudo.

-Ridruejo le dio un mensaje para el homenaje ¿de qué se trataba?

-«El profesor no podrá ir», un mensaje que tuve que darle al alcalde de Collioure. Se refería a Marañón, que no pudo ir. Los papeles de Ridruejo, que están en Salamanca, podrán aclarar todo eso...

-Bergamín dijo que los homenajes a Machado habían sido ridículos por culpa de los homenajeadores ¿se da por aludido?

-No, en absoluto. Bergamín ahí se pasó. Unas veces acertaba y otras se pasaba.

-En Collioure conoció a Herrera Petere...

-Llegó con un grupo de gente mayor. Se hizo amigo de Valente y Costafreda porque acabó en Ginebra trabajando para Naciones Unidas. Era un hombre muy campechano y curioso por saber de España. Después de aquello di una vuelta al mundo y todos los exiliados que encontraba cuando nos veían era como el Advenimiento.

-También conoció allí a exiliados como Julio Just, Pablo Azcárate, Corrales Egea... ¿cómo los encontró?

-Los conocí sólo de pasada. A quien conocí fue a madame Quintana, la dueña del hotel donde murió Machado, y la saqué en el documental biográfico que hice sobre Machado para televisión, y saqué también a la dueña de la pensión de Machado en Segovia.

-Eso fue en su programa de televisión «Biografía». ¿Fue bien?

-El de Machado lo pude hacer porque Adolfo Suárez estaba ya en televisión, pero el censor pudo más que él y nos quitó casi quince minutos del documental.

-Fue amigo de María Zambrano, ¿qué recuerdo guarda de ella?

-Muchos. Para mí fue muy importante porque me descubrió un mundo distinto al de la imagen, un mundo de profundidad. Uno de los curitas españoles que había en Roma era Andréu, el filósofo y pensador. Los españoles en Roma eran exiliados o seminaristas. María era cristiana y le molestaba muchísimo que le llamaran roja, porque siempre fue creyente, una republicana cristiana, no puede ser que todos los republicanos tuvieran que ser rojos.

*Por documentación, precisión y sentido de la ocasión, Alfredo Valenzuela (Lopera, Jaén, 1962) es el mejor entrevistador de España