sábado, 9 de enero de 2021

La faja

  

Un fajado Pushkin en Madrid

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La peor gestión mundial de la peste china y un año de confinamiento ilegal no alteran el ánimo del electorado (en realidad, cuerpo de ratificadores de listas de partido), que permanece estable, señal de dos cosas: por un lado, la pasión del español por el Estado (¡el palo!) como el mejor mecanismo para conseguir la obediencia, y por el otro, la razón que llevaba Lenin al pensar que, transformados los hombres por el socialismo, el Estado podría dejarse "en manos de una cocinera", y eso es Iván Redondo.
    

De mi profesor de Historia del Pensamiento Político, Constantino García, que siempre “entendió” el 78, aprendí que todas las teorías políticas tratan de la cuestión del mando, algo que un español no cuestionó nunca, el mando, como los rusos por culpa de la faja.
    

Margaret Mead, que fue a Samoa como Javier Maroto a Sotosalbos, explicó el carácter nacional ruso por la costumbre rusa de fajar a los recién nacidos. Según eso, el niño ruso vive en una montaña rusa de ira, con faja, y de libertad, sin faja, que desemboca en una personalidad maníaco-depresiva correspondiente a la alternancia represión-libertad.
    

Se trataba de demostrar que fenómenos tales como la revolución bolchevique, las purgas estalinistas o las confesiones de culpabilidad en los procesos de Moscú guardaban estrecha relación con los sentimientos de ira y culpa asociados a la faja.
    

Faja, salvo en las jotas, no sé, pero españoles y rusos compartimos psicología política, manifiesta en el gusto por las “caenas”: nuestro “mátame, que soy tuyo” a Fernando VII se codea con el de los rusos al cuarto de los Ivanes, llamado el Terrible. Más ese “Zeitgeist” compartido por sus capitales (y no miro la estatua del “poeta soviético Pushkin”, como decía “El País” de la época, que el Moscú de Dubinin regaló al Madrid de Tierno).
    

Moscú permanece como sepultada en el centro mismo del país –anota Custine–. De ahí el aire de libertad que distingue a sus habitantes.
    

¿No es lo que el exilio catalán en la capital dice de Madrid?

[Sábado, 2 de Enero]