viernes, 9 de octubre de 2020

Hermanos


Jean Cau
 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc

España rompe otro techo, el de gasto, y Sánchez, un individuo cuyas acciones tienen siempre “un carácter de irreflexión, frivolidad, corrupción y astucia” (el cerco a Madrid, la última), ya es el Rompetechos del Pueblo.

Su Presupuesto parte del prejuicio de que todos somos hermanos, pero la hacienda ha estado muy mal repartida hasta la venida de Sánchez, que de un cabezazo rompe el techo de gasto, como enseña la “Fratelli tutti” de Bergoglio, que parece una batería publicitaria del Ibex.

Cuando Talleyrand acudió al salón de la señora de Gramont, ésta, en la cena, con voz fuerte y ronca, le interpeló por su nombre, preguntándole qué le había asombrado tanto al entrar en el salón a continuación de ella para decir “¡Ah, ah!”.

Señora duquesa –respondió el futuro estadista–, no me ha entendido usted bien. No he dicho “¡Ah, ah!”, sino “¡Oh, oh!”.

Es el mismo “¡Oh, oh!” que se le escapa a uno al hojear el Presupuesto de Sánchez y la Encíclica de Bergoglio.

Si la mano que gasta y la mano que recauda es la misma mano, adiós a la libertad política, pero a los españoles la libertad política les trae tan sin cuidado como a los lapones la Costa del Sol. Echenique, el Guerra de esta época, anuncia “la muerte de la austeridad en España” con la misma pompa fúnebre que el otro anunció la muerte de Montesquieu, y ninguno de los dos sabe de qué habla.

“Todos los hombres son hermanos”, fue el lema de la Liga de los Justos hasta que se llamó Liga de los Comunistas y lo cambió por “Proletarios de todos los países, uníos”. Somos escurrajas del siglo loco de Jean Cau, “loco de vileza, de dimisiones, de mentiras, de imposturas y de fealdad”: la “crisis de civilización” no es sino el rechazo atemorizado de toda grandeza.

Madre masoquista, la democracia [social] quiere que sus hijos sean todos iguales, incluso al precio de su nulidad. Si se desprende y se alza sobre sí mismo, la madrastra cruel chilla: ¡Regresa junto a tus hermanos! ¡Eres su igual!

¡Oh, oh! ¡Ah, ah!