viernes, 18 de octubre de 2013

Malabares




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Al grito de “¡Madrid!”, que es el logo municipal, los “seals” han reducido a un volatinero de semáforo a la condición de paria de la posmodernidad por el procedimiento de imponerle una multa (“marca de la casa”) por el siguiente concepto:
    
Realizar espectáculo de malabarismo en vía pública sin autorización.
    
A ese volatinero sólo podían haberle salvado dos circunstancias: que hubiera hecho sus volatines sobre una bicicleta, tótem de la municipalidad, o (a falta de bicicleta) en aras de “la paz social”, como sabemos por la sentencia del (malabar) “Faisán”, cuyo ponente nos parece un verdadero “cascadeur” de la literatura judicial, incluida esa cosa jesuítica del fin que justifica los medios, y ahí quiero ver yo a los marines de la ordenanza contra la prestidigitación callejera.
    
Los malabaristas, dice Ramón, dan un gran misterio al circo, cuyo número inolvidable es el que consiste en cortar la cabeza a un hombre que sale a que se la corten, que se queda sin cabeza y que después vuelve con la cabeza pegada y recompuesta, siendo así el hombre más trágico y más gracioso que hayamos visto.

    –Todos los que hemos asistido a esa representación hemos asistido a una ejecución verdadera, pues cuando lo inmutable de las sentencias a muerte está prescrito, las degollaciones son así de sencillas, aunque sean más verdaderas.
    
Todo, pues, está, no en el Aranzadi, sino en Gómez de la Serna.
    
Todo, menos la paz social.

    Para dar con literatura de la paz social hay que irse a Blas de Otero, que daba todos sus versos por un hombre de paz, y, miren por dónde, el marido de Ana Belén creyó hallarlo en un general del Ferrol al que los comunistas polacos acusaban en la Onu de constituir “una amenaza para la paz mundial” sólo porque construía a escondidas, decían, una bomba nuclear en alguna nave industrial de Ocaña.
    
Si los guindillas no empapelan a una justicia ciega por estos platos chinos, será que sus malabares están  autorizados.