lunes, 3 de septiembre de 2012

Césped seco, césped alto

Richard Ford

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Lo dice Richard Ford, en “El periodista deportivo”:

    –A veces, cuando estoy con esos hombres, me invade un terrible pensamiento de pérdida, tan intenso como una depresión tropical... Por eso yo he aprendido a mantenerme a distancia de los demás periodistas deportivos. Huyo de ellos como de la peste...
    
Y lo explica el gallego tocapelotas de Cela:

    –Si me muero en San Benitiño de Arriba, que me entierren en San Benitiño de Abajo. Pero si me muero en San Benitiño de Abajo, que me entierren en San Benitiño de Arriba. ¡Por j…!

    Lo que no ocurre en la medicina (un redactor indicándole al doctor Fuster cómo implantar una válvula cardiaca), ocurre en el fútbol, con bandadas de becarios indicándole a Mourinho cómo hacer un equipo.

    Los cuzcos del periodismo deportivo andan ladrándole al Madrid porque Mourinho los tiene a pan y agua: de noticias, de consideración, de cosas… El fútbol es el “Sálvame” de los maridos, y sin chismes el negocio se resiente.

    Ni siquiera nos han dejado disfrutar de la maravillosa titopausia de Vilanova, ese flequilloso José María Tasso del banquillo culé, con sus excusas de césped cuello seco, césped cuello alto, como el viejo “Cisne cuello negro” de Basilio, para justificar su desastre del Bernabéu, igual que otro catalán ilustre, Pompeyo Gener, probó científicamente la imposibilidad de la vida inteligente en Madrid debido a la ausencia de argón en el aire mesetario.

    Un poco de césped y otro poco de argón, y ya tenemos una nación.

    Una nación, precisamente, es lo que el periodismo pipero quiere hacer con el Madrid, empeñado en traer futbolistas que no chanelan la jerga de Ramoncín.

    Fichadme a Cazorla y yo os prometo la nación pipera.

    Pero en Barcelona ya tienen una nación pipera y han fichado a Song, y en Madrid, como sea que en materia de nacionalismos nos conformamos, de momento, con el himno de Agustín García Calvo, hemos fichado a Essien, para escándalo del movimiento mediático y cheli.
    
En la era de la globalización, Rusia exporta pibones de pasarela y España exporta pivotes de fútbol: Javi Martínez a Alemania y Javi García a Inglaterra. Pretender que el Real Madrid asuma la excedencia de pivotes nacionales sólo porque atienden por Javi, más que chauvinismo, es franquismo para pobres, de cuando los covachuelistas de aquel régimen, puestos a españolizarnos la vida, proponían llamar al fútbol balompié y “Jeriñaz” (de Jerez) al coñac.
    
Desde el punto de vista económico, los extranjeros salen más baratos, y desde el punto de vista sentimental, hay que decir que en el extranjero se reconoce al español porque habla mal de España.
    
Padres fundadores de la nación pipera: canjeemos a Villa, el mejor goleador español al decir del marqués de salmantino luto, por Cristiano Ronaldo, el mejor goleador portugués, según las últimas estadísticas, y os tomaremos en serio.
    
Pero sobre Granero, y eso que es taurino (y mejor madridista que sus aduladores), no se levanta ninguna nación.


El nacimiento de una nación, de D.W. Griffith

FALCAO & HUGO
    Al hilo del falso chauvinismo desatado por las fuerzas de progreso contra Mou por el fichaje de Essien, lo cual ya indica un acierto, sorprende que nadie se aplique el cuento con el Atlético y proponga el canje de Torres por Falcao, el nuevo Hugo del Manzanares, de confirmar su progresión ante pruebas más exigentes que el Athletic de Bielsa, el hombre que susurraba a los albañiles, o el Chelsea de Di Matteo en “La casa del té de la luna de agosto”, con su cara de chino de Fuenlabrada extraviado en Mónaco. Agosto es mes engañoso, y las Supercopas de Real y Atlético de hoy son el Teresa Herrera y el Carranza de ayer.