A un niño americano de 6 años lo han expulsado del colegio por cantarle a
una compañera la canción del grupo LMFAO I’m sexy and I know it
Hughes
A un niño americano de 6 años lo han expulsado del colegio por cantarle a una compañera la canción del grupo LMFAO I’m sexy and I know it.
Al niño lo tenían en observación porque ya antes la había tarareado, pero cuando se lo espetó a la niña las autoridades del centro entendieron que todo tenía un límite, porque al hacerlo “estaba interfiriendo en el proceso educativo de la compañera”. Ese argumento es difícil de entender. Creo que una definición plausible de vida es “toda forma orgánica autónoma que interfiere en el proceso de instrucción de un niño”, habría que prohibir hasta las musarañas. Lo normal hubiera sido que la niña respondiese bailando el Loba de Shakira. Así, ese colegio habría sido como Glee, la serie americana, o como uno de esos programas de niños prodigio que bordaba Antena 3, apareciendo entonces el niño insoportable y trajeado que ganaba siempre el concurso cantando a gritos una canción de Luis Miguel.
La canción de LMFAO es en realidad un texto irónico, como un anuncio de desodorantes y como a los niños se les tiene por incapaces de ironía, a este se le han tomado las palabras con absoluta literalidad y ahora están tratando de saber si es culpable, es decir, si sabía lo que estaba cantando, empeorando notablemente la situación:
-Hijo, ¿tú de verdad te consideras sexy?
Al niño lo tenían en observación porque ya antes la había tarareado, pero cuando se lo espetó a la niña las autoridades del centro entendieron que todo tenía un límite, porque al hacerlo “estaba interfiriendo en el proceso educativo de la compañera”. Ese argumento es difícil de entender. Creo que una definición plausible de vida es “toda forma orgánica autónoma que interfiere en el proceso de instrucción de un niño”, habría que prohibir hasta las musarañas. Lo normal hubiera sido que la niña respondiese bailando el Loba de Shakira. Así, ese colegio habría sido como Glee, la serie americana, o como uno de esos programas de niños prodigio que bordaba Antena 3, apareciendo entonces el niño insoportable y trajeado que ganaba siempre el concurso cantando a gritos una canción de Luis Miguel.
La canción de LMFAO es en realidad un texto irónico, como un anuncio de desodorantes y como a los niños se les tiene por incapaces de ironía, a este se le han tomado las palabras con absoluta literalidad y ahora están tratando de saber si es culpable, es decir, si sabía lo que estaba cantando, empeorando notablemente la situación:
-Hijo, ¿tú de verdad te consideras sexy?
¿Acaso en este mundo lleno de ironía y múltiples niveles de sentido van a tener que cargar los niños con la responsabilidad de lo literal?
Antes estas cosas no pasaban. Yo me enamoré de una niña y sólo le pedí matrimonio. Como no me dijo nada y le gustaban Bananarama me pasé un año detrás de ella cantando Love in the first degree. Sorprendentemente, nadie me acusó de nada.
Los niños se adentran en el mundo adulto con canciones y cuando son adolescentes y empiezan a tener una visión del mundo graban cassettes. Yo grabé una colección de canciones en que la más alegre era el Ne me quitte pas. Ella me dejó, dijo, porque era imposible bailar conmigo.
Ya estoy temiendo ser padre anticipando el día en que me llamen del colegio:
-Mire, su hijo habla como Pitbull y ha pedido a las compañeras de clase que le llamen “papito”.
Comprenderá que no son sólo canciones. A este niño me lo imagino como un represaliado en el recreo, con una pegatina de “explicit lyrics” en el uniforme, cuando nadie, ni los propios cantantes, asumen la literalidad de lo que cantan. Julio Iglesias hace ya muchas décadas que canta Latino como quien recita el Padrenuestro y de atender al sentido de las letras media MTV debería estar en Guantánamo.
Nadie sabe lo que canta, pasamos del texto y sólo nos interesa la música y es por eso que se escuchan canciones en inglés. Los únicos que prestan atención a la letra son los cantautores. Detrás de ese niño hay una libertad primordial, la libertad de cantar lo que nos dé la gana, incluso la libertad de tarareo, y el derecho fundamental y posmoderno de huir de la interpretación literal de un estribillo ¿o acaso vamos a asumir ahora todas las canciones que hemos cantado?
Nadie sabe lo que canta, pasamos del texto y sólo nos interesa la música y es por eso que se escuchan canciones en inglés. Los únicos que prestan atención a la letra son los cantautores. Detrás de ese niño hay una libertad primordial, la libertad de cantar lo que nos dé la gana, incluso la libertad de tarareo, y el derecho fundamental y posmoderno de huir de la interpretación literal de un estribillo ¿o acaso vamos a asumir ahora todas las canciones que hemos cantado?
En La Gaceta
Detrás de ese niño hay una libertad primordial, la libertad de cantar lo
que nos dé la gana, incluso la libertad de tarareo, y el derecho
fundamental y posmoderno de huir de la interpretación literal de un
estribillo ¿o acaso vamos a asumir ahora todas las canciones que hemos
cantado?