Un cura de Bernanos
Jorge Bustos
En Francia no ha ganado las elecciones Hollande, sino que directamente se ha abierto una nueva era en Europa, al decir de la eufórica prensa socialdemócrata. A uno le parece más bien que las elecciones las ha perdido Sarkozy, como todo quisque que haya subido a coche oficial en tiempos de recesión, y que el tal Hollande, con esas facciones escasamente icónicas como de cura rural de Bernanos, no cumple en esta historia de resentimiento colectivo contra la miseria otro papel que el de la querida alocada del viernes con la que el adúltero se venga de la severidad de la legítima.
—Soy el presidente de la juventud y de la justicia. Llevad lejos este mensaje y recordad toda la vida esta gran reunión de la Bastilla que debe servir a todos los pueblos como ejemplo —clamaba Hollande en su pentecostés electoral ante unos jovenzuelos con las manos provistas de rosas y los cerebros azucarados de románticas barricadas en pantalón de campana. No bajaron lenguas de fuego de milagro.
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