lunes, 19 de marzo de 2012

Cuando los revistosos del puchero se ponen estupendos

¿A dónde y a qué iría aquel miura?

José Ramón Márquez

Está claro que aquí hay algo que molesta bastante y que no están dispuestos a dejar pasar ni media. El primer día del duelo ganadero en Castellón, Cuadris y Victorinos, los portales habituales se recrean en lo de la ‘media plaza’ o ‘media plaza escasa’, como si hubiese que remarcar que estos carteles basados en el toro no atraen al público. Sin embargo, de Castellón nos dicen que tres cuartos de entrada largos, la mejor entrada registrada en la Magdalena 2012, incluidas las tardes de los pintamonas del llamado G10, que son los que de verdad no interesan ni a su padre, por lo que parece.

Y en el segundo día, ayer, Miuras y Cuadris, seguimos abundando en lo de la media entrada -¿la botella está medio llena o medio vacía?-. Resulta que un toro que se va por cinco veces al caballo, cosa que muchos no habrán visto en su vida, merece para el anónimo comentarista de Efe (efe de falange) este simpático comentario: "El toro fue cinco veces al caballo, cada vez desde más lejos. En el primer encuentro empujó y con la cara abajo, recibiendo un puyazo en regla. Bien aquí.
Pero ya el segundo fue un puyacito. Y al tercero, cuarto y quinto acudió 'corrido', es decir, sin estar en suerte, sin saber ‘el miura’ dónde iba y a lo que iba". ¡Con lo que habrá pregonado el anónimo revistero de los juampedros y de los Garcigrande, y ahora resulta que el hombre se pone exquisito y lo del Miura no es de mérito para el cronista! Para que sirva de humilde contrapunto y para explicar de qué estamos hablando baste señalar que el día antes, en Mundotoro sin ir más lejos, se señalaba valientemente que en Arnedo: “El Juli cortó las dos orejas al segundo, el único toro bueno de Victoriano, al que ha calibrado muy bien en varas -picotazo- para apurar su calidad”. Es evidente que frente a los ignorantes Miura, los Victoriano sí que saben bien a lo que van a la plaza, que fatalmente es a hacer el ridículo.

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Y mientras en Castellón se divertían de lo lindo con esos toros que ‘no sabían dónde iban y a lo que iban’, en Valencia Iván Fandiño daba otro aldabonazo. Da la impresión que cuando en el ruedo hay toros y hay toreros, los palos de este sombrajo que han montado a base de mentira se vienen abajo. Mora, Fandiño y Urdiales dieron ayer en Valencia la mejor tarde de esta feria de Fallas, porque una vez más se demuestra que toda esa impostura de los artes y de las importancias se viene abajo cuando frente a un toro con cuajo y dificultades se pone un tío a hacer el toreo; nada nuevo: la muleta en la izquierda, el estoque en la derecha y el corazón enmedio.