miércoles, 23 de marzo de 2011

Enrique Ponce. El pequeño príncipe

SOBRE LA PRESENTACIÓN DE ENRIQUE PONCE
EN MADRID
Abc, 13 de Mayo de 1989

Ignacio Ruiz Quintano

Torear bien es que no se desperdicie nada en la embestida del animal, y su aparición en Madrid aquel 9 de octubre fue causa entre los espectadores de una estupefacción sólo comparable a la que produjo en Belmonte el hecho de que una mujer gallega fuese guapa. Declara el torerillo de dieciséis años, y su faena otoñal en Las Ventas constituyó un emocionante ejercicio de chulería suprema, por la morosa armonía de sus desplazamientos, la calculada plástica de sus pases y la estimulante frescura de sus desplantes. Había nacido una estrella, se llamaba Enrique Ponce, y algunos aficionados decidieron conservar, como recordatorio, el boleto de la faena del 9 de octubre -consagrado, por cierto, a Cúchares, el de María, ya sabes, las chuletas a las siete-, igual que otros aficionados, en otra época, atesoraron el boleto de aquel 6 de septiembre en que Manolete diera su primer pase mirando al tendido.

No mata bien este Ponce: brazo en alto, echándose hacia fuera. Dicen que así lo hacía Joselito Gallo y fue el más grande...

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