sábado, 12 de diciembre de 2009

EL MARKETING DE TOMÁS Y EL GLAMOUR DE CANOREA

Sevilla


En mi caso no tiene que ver con el dinero.
Nunca se puede poner uno delante de un toro por dinero.
José Tomás


José Ramón Márquez

¿A quién puede sorprender que Tomás no haya llegado a un acuerdo con Canorea para ir a Sevilla en Resurrección? Eso estaba cantado de antemano. Primero se caldea el ambiente, diciendo que el torero está dispuesto a comparecer; estamos en época de sequía informativa y la noticia sirve para mantener el fuego sagrado ante los partidarios y, en general, para que se siga hablando del torero conforme a las técnicas de la mercadotecnia. El siguiente paso es montar nuevos titulares por el método de ofender a otra parte que no tenía nada que ver en el asunto, cuando declaran que la corrida del Cuvillo es para Tomás en exclusiva y que, si por cualquier causa no la mata en Sevilla, esa corrida irá a Málaga porque está escrito que esa corrida es para el pétreo de Galapagar. Esta segunda vuelta de tuerca de la campaña de marketing ‘Invierno 2009’ dio pie a un magnífico y enfadado comentario de Hervás, defendiendo con amor a su plaza de La Malagueta -que no es, ni mucho menos la de Jadraque y no debe ser tratada como segundo plato de nadie-. Del tercer movimiento de esta ópera bufa tenemos noticia hoy mismo: el pétreo pide a Canorea que le informe de quienes son los que componen la terna, no vaya a ser que aparezcan por allí Cid, o Perera, o Juli, o Castella, o Ponce, que son compañías non gratas para nuestro idolillo de la carpetanía, en vez de otros con quien a él le gusta verse en los carteles.

Por fin, el gran final consiste en poner una exigencia económica de tal magnitud que la empresa no pueda asumirla. Y la cuestión no estriba en pagar a este torero lo que pida en un momento dado, que para eso tendrá Canorea de sobra, sino por la exigencia que eso acarrearía entre los toreros de verdad que están en las Ferias, en la competencia y en los carteles serios, al ver disminuídos sus emolumentos respecto a los de este ‘torero de galas’, que ni asume riesgos ni busca competencias en igualdad con los mejores de cada momento. Vamos, lo que se llama ‘el agravio comparativo’. Y eso, partiendo del hecho de que en Sevilla, en Resurrección, está vendido todo el aforo, vaya quien vaya.

La campaña americana del de Galapagar ha sido, como se preveía, muy floja. No es la primera vez, porque allí, por la razón que sea, no valen las estrategias que tan bien le funcionan en España. Le falla, como ya hemos señalado, la ‘masa social’ que en España le aúpa y le crea el ambiente de delirio. Conviene pensar, en este sentido, que el favor del público es mutante y que tras verle un año y otro, se irán produciendo defecciones entre los adictos y le costará cada vez más añadir nuevos partidarios a su secta. Por ello necesitaría un triunfo fuerte en Madrid, para mantener su figura polémica, reforzar a sus conversos en la idea de que están en el buen camino y defender su cartel y sus dineros para el resto de la temporada. A estas alturas, y visto lo visto, sigo teniendo mis dudas de que el torero vaya a venir a Madrid.


Galapagar