lunes, 6 de junio de 2022

La de la Prensa'22. Victorinos (no un corridón setentero, pero tampoco una gatada) para Ferrera de vuelos azules, Serrano de ¡Uuh! ¡Uhh! y Román, que hizo de becario. Márquez & Moore


 

Pancartas donde la afición se quejaba del abandono de la Plaza y de su conversión en discoteca de trasnoche. Faltó una demandando la inmediata destitución del Gerente Abellán por manifiesta incompetencia y dejación de funciones. Seguro que la alguacililla, doña Rocío, desde su experiencia como repartidora de programas, lo haría mil veces mejor


JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Una vez acabada la Feria, dejaron para el día de después la Corrida de la Prensa, con toros de Victorino Martín, y falló el abonado y falló el público, porque si hubiera que decir lo que parece más relevante como titular de prensa, más allá de si fulano estuvo así o mengano estuvo asado, esto sería: Victorino no llenó. Ahí hay un tema con el que preocuparse. Dado que el cálculo de la Empresa y su diseño de Feria 2022 se basó prácticamente en los productos que son derivaciones de cuando Juan Pedro Domecq Núñez de Villavicencio compró a principios de 1930 la ganadería del Duque de Veragua, se puede decir que la gran opción torista de esta feria y sus apéndices, tramada por el taurineo, era el tour-de-force entre las tres ramas del mismo tronco que, por orden de antigüedad, son las ganaderías de Victorino Martín, José Escolar y Adolfo Martín.

Evidentemente el listón lo dejó tan alto el segundo de ellos en su comparecencia del martes 31 de mayo que ahí pusimos la raya, como ésa que hay en el Ayuntamiento de Burgos para marcar hasta donde llegaron las aguas del Arlanzón el día 11 junio 1874, y desde ahí la expectación estaba en ver lo que el sobrino y el tío se podrían acercar a ella. Lo del tío Adolfo, con un toro expulsado a los corrales por blando y caedizo, y dos Juan Pedro-Adolfo de asquito, quedó fuera de la competición por méritos propios y, por qué no decirlo, lo del sobrino tenía presagios más negros que el reinado de Witiza porque las noticias que han ido llegando de aquí y de allá no eran nada esperanzadoras sobre lo que va echando Victorino por aquí y por allá. Tan sólo se habló, por personas de la máxima confianza, de un corridón, estilo Victorino setentero, que la A coronada echó el año pasado en El Casar de Talamanca, y en eso justamente era en lo que íbamos pensando cuando bajábamos hacia la Plaza por la calle del Marqués de Mondéjar, en que Victorino Martín García pusiera en Las Ventas un encierro como Dios manda y la afición demanda, un encierro digno de su padre.


La verdad es que los seis que han salido hoy en la Corrida de la Prensa no han defraudado, es decir que no han sido un desesperante jarro de agua fría, pero tampoco han sido capaces de superar la emocionante experiencia que nos proporcionó José Escolar, que por aclamación queda como neto vencedor del “Albaserrada Contest 2022”.

La corrida de Victorino Martín García ha tenido casta, ha creado sus complicaciones, ha puesto un toro del estilo “Cobradiezmos” y ha adolecido de fiereza. En conjunto han dado una variada tarde de toros y han favorecido una gran cantidad de lances diversos y de situaciones a veces comprometidas, con toros que en sus intenciones tenían algo más de problema que de solución. Ni mucho menos un corridón setentero, pero tampoco una gatada. Por el respeto que tenemos a esta vacada nos hubiera gustado algo más de agresividad, de ferocidad, pero en honor a la verdad hay que decir que el resultado del ganado de esta tarde supera sobradamente el aprobado.


Para la cosa del toreo los de la Prensa se trajeron, por lo que sea, a Antonio Ferrera, a Sergio Serrano y a Román.


Lo primero que nos llama la atención de Antonio Ferrera, que ya se nos había olvidado, es lo del capote de seda azul con vueltas azules, que es igualito a la capa que me dieron a mí una vez que hice de Rey Gaspar en una cabalgata de Reyes. Vaya por delante el aplauso a quien usa un capote de seda, con lo que cuesta mover bien eso, y la censura a esos colores tan poco taurinos, idénticos a los del rebozo mejicano que traía hoy la aficionada T. Se abalanza Mitotero, número 99, al caballo de Luca con inusitada fuerza, apretando y acude por segunda vez, pero cuando siente la pirámide triangular de acero en su espalda pega un brinco y huye. Puesto de nuevo el toro al lío, Luca le tapa la salida para poderle picar, por si le da por huir. En el segundo tercio acosa a Chacón a la salida del primer par, Fernando Sánchez le toma en corto y andando para reunir un emocionante par del que sale a la carrera, lo que le da ocasión al aficionado F. para comentar que él personalmente prefiere los pases que se inician a la carrera y de los que se sale andando. En el segundo encuentro con Chacón vuelve a acosarle obligándole a tomar el olivo. Ambos banderilleros saludan una generosa ovación. El toro tiene sus complicaciones con la cosa de la muleta, es soso pero no es como para fiarse de él. Ferrera le remata los muletazos por arriba, y le cita al hilo y da la impresión de que no quiere ni ver al toro y está dejando simplemente pasar el tiempo. Mientras Ferrera se halla en esas disquisiciones la gentil doña Rocío, la alguacililla, reparte solícita caramelillos a los ocupantes del burladero de veterinarios, para endulzarles el trago. Cuando Antonio Ferrera considera que sus inanes porfías han sido ya suficientes, se perfila para dejar un pinchazo y algo más de media estocada baja. Las deprimentes mulas, al ir a arrastrar al toro hoy también se transmutan en Flegonte, Aetón, Pirois y Éoo, los divinos corceles del carro de Apolo, y salen piafando a la carrera sin agarrar al difunto bóvido. Ya hemos perdido la cuenta de las veces que les ha pasado.
 

Para general estupefacción a Sergio Serrano no se le ocurre mejor idea que irse a recibir de rodillas a Garañuelo, número 10 frente a la puerta de toriles. Tras el revolcón y el susto, doce figuras corren por el ruedo en diversas actitudes. Cuando se retiran, Serrano recibe ya de pie al toro y se lo saca con poder y torería hasta los medios andándole hacia atrás. Deja de largo al toro, que se abalanza como un reactor al penco de las faldillas y empuja constantemente con Paco Plazas arriba, como un chiquillo en un TíoVivo, vuelta va, vuelta viene. Cuando le ponen de nuevo, Garañuelo pasa de acudir a la llamada de las faldillas y remolonea como un chiquillo a la puerta de la escuela. Paco Plazas comete la herejía de pisar la absurda raya blanca (¡ha dicho “Jehová!”), que la mitad de los que están en la Plaza no saben por qué se puso y a quién beneficia, y berrean al picador. Tras ese trámite se observa que el toro sangra con bastante abundancia. Para banderillas se van al toro Casanova y Valladar, negro y pizarra con cabos negros, que con esos colores dan un aire un poco fúnebre al tercio. El toro espera y acosa a Fernando Casanova que deja dos palos en dos pasadas, los dos en la segunda, y también espera a Diego Valladar, que cae en la cara del toro y se libra de la cornada, pero no de que el pitón le corte la taleguilla como si fuera una cuchilla. Inicia Serrano su labor con la derecha y nada más presentar la muleta el toro le hace un extraño de esos que quitan el hipo. Cuando parece que el animal va a ser una fiera, resulta que desde ahí se dedica a dar embestida tras embestida bajando la cara y sin acordarse de que hay un señor por allí. Con esa facilidad del toro, Serrano compone una faena a menos, abusando de ventajillas, pasándose por afuera al toro, abusando del pico y de las carreritas que a las gentes emociona. En la parte buena del inicio Serrano manda bastante y templa lo suyo, torero de guerra, y deja dos naturales y un pase de pecho, pero a medida que avanza el trasteo resalta más lo malo que lo óptimo, continúa sin ceñirse al toro y está por debajo de él. Tres pinchazos, estocada y tres descabellos es el epílogo de Garañuelo.
 

Milenario, número 30, es un carabao cárdeno bragado y meano corrido de salida violenta que acosa hacia tablas a Román, quien no puede salirse con él hacia el tercio. Entra alegre y empujando al roquedal equino de Manuel Jesús Ruiz y después vuelve a empujar, cabeceando. Ferrera le saca del caballo toreando, como suele, con gran torería de aire antiguo. En banderillas, espera a Pablo Simón apretando hacia tablas, hace pasar en falso a Gómez Pascual, que clava el par a la segunda, doliéndose el toro, y le deja las suyas Simón. Con la muleta el toro es incierto: se traga algún muletazo y se para en otros. Román está firme aguantando la indecisión del toro por la derecha. Con la izquierda, tal y como lo cantó en banderillas, el toro es otra cosa y ahí hay que ir de uno en uno, y poca broma. A medida que avanza la faena el toro se defiende a cabezazos y cada vez pasa menos. Román alarga en demasía la faena y cuando al fin se decide a poner el punto final deja tres pinchazos y tres descabellos.
 

Sale con fuerza el cuarto, Bolsisto, número 13 y se abalanza al caballo de Antonio Prieto al que encaja entre la barrera y el burladero del 9, mientras el jefe de los monos se agarra a la cabezada del jamelgo. En la segunda intentona se deja pegar sin más. Complica la brega de Chacón, al que le cuesta un poco entender al animal y en banderillas Fernando Sánchez vuelve a estar soberbio, sin paliativos. Al pasar en falso en su par Javier Valdeoro vuelve Sánchez a la cara del toro y le toma en corto para clavar un par muy apurado que es ovacionado de manera unánime. El toro no se entrega a la muleta de Ferrera, que en este toro presenta una mejor disposición que en el anterior. Por un momento parece el Ferrera de antes de las iluminaciones y la mística y ahí mantiene su plática con Bolsisto con oficio, pero cuando tira la ayuda y empieza con los derechazos ya tenemos ahí al Ferrera arrebatado y poseído. Va desgranando sus pases de uno en uno con la mano derecha, remata con un airoso molinete y cuando se pone con la zurda la cosa ya cambia, que por ahí el toro dice nones. Bajonazo y descabello es el balance del tauricidio. Lo peor de Ferrera, si quiere dar el aire de poseído, es que no debe dar esos gritos que le mete al toro, que los buenos toreros y los poseídos no gritan, salvo que sea posesión demoníaca.

 
Aunque parezca mentira ahí tenemos de nuevo a Sergio Serrano de visaje a lo de las rodillas para recibir al toro, que se llama Buscador y lleva el número 18. Por suerte no hay más que un planchazo al pasar el toro y luego, una vez en pie, lo capotea limpia y eficazmente hasta los medios. El toro acude con alegría a la primera vara de Tito Sandoval y con menos fuelle a la segunda, donde Tito le agarra bajo y sin pegar. Buen par de Diego Valladar con el toro cortando una barbaridad por el izquierdo. Rápidamente Sergio Serrano comienza su labor de la que podríamos decir lo de que el toro es peor y el torero es el mismo, pero es que parece que a Serrano le va mejor un toro peor. Comienza por la izquierda y por afuera, abusa del cite y el muletazo con el pico, se pasa al toro más bien lejitos y grita ¡Uuh! ¡Uhh!, como un homenaje al Sympathy for the Devil, otro cite con el pico y otra vez ¡Uuh! ¡Uhh!. El toro no es el diablo, que le falta maldad a raudales, pero Serrano, erre que erre con su ¡Uuh! ¡Uhh!, pleased to meet you, y después un pinchazo soltando la muleta que se queda sobre el lomo de Buscador y después un navajazo digno del Tempranillo.
 

El sexto es Mindango, número 66. Muy serio de presencia. De nuevo no está fino Román con el capote, sin conseguir sacarse al toro hacia afuera. Lo mismo que la mayoría de sus hermanos, Mindango empuja en la vara primera y se aguanta las ganas en la segunda. Se pone exquisito en banderillas fastidiando a Pablo Simón, que pasa de largo soltando los palos, viéndose acosado por el toro, y clava ambos de manera bastante apurada. Por el contrario, Gómez Pascual clava sin agobio. La faena de Román está basada en la idea de acompañar el viaje, de no entrar en terrenos peligrosos y de dejar al toro ser cual es sin tratar de cambiarle la inclinación, ni doblarse con él ni quebrantarle y si el toro viene con la cara alta, que venga. No puede decirse que la faena arranque en modo alguno, porque parece que Román había echado el resto en su primero y en éste estaba solamente esperando a poder cobrar una estocada contraria y dos descabellos con los que finalizar la Corrida de la Prensa, o de lo que queda de la prensa, con lo que fue la prensa.
 

Antes del inicio del festejo asomaron tres pancartas donde la afición se quejaba del abandono de la Plaza y de su conversión en discoteca de trasnoche. Faltó una demandando la inmediata destitución del Gerente Abellán por manifiesta incompetencia y dejación de funciones. Seguro que la alguacililla, doña Rocío, desde su experiencia como repartidora de programas, lo haría mil veces mejor.



 

Mandango

Victorino no llenó


ANDREW MOORE

 

 


Y lo de Fernando Sánchez...




 

Fernando Sánchez le toma en corto y andando para reunir un emocionante par del que sale a la carrera, lo que le da ocasión al aficionado F. para comentar que él personalmente prefiere los pases que se inician a la carrera y de los que se sale andando


LO DE FERRERA

 



LO DE SERRANO

 



LO DE ROMÁN

 


FIN