Curtis Yarvin
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En España el llamado “mito del Rey” (la idea de la imposibilidad de un Estado no monárquico, “con la condición de que fuera liberal”) proviene de las guerras carlistas, algo largo de explicar porque España “es pobrísima en Teoría Política”, dejó dicho Nicolás R. Rico, y ve en el pensamiento teórico una secuela del ocio holgazán.
Para NRR, los teóricos se asemejan a sus opulentos antípodas humanos, los banqueros, en que, sin rebozo, especulan y de todo pretenden obtener lucros con medios ajenos. ¿Riesgos? “Los gajes de los suyos no han arredrado nunca ni a los ‘gourmets’ ni a los filósofos… ni a los reyes, que en esto de divertirse y gozarla a lo grande allá se andan esos tres personajes”:
–Le métier de Roi est grand, noble, delicieux… –dijo Luis XIV.
NRR nos ofrece un esquema de la Historia desde el tipo de poder que, en un tiempo y espacio dados, predomina dentro de un grupo humano determinado, y concluye:1) ningún tipo de poder puede dominar pura y simplemente 2) todo dominar es esencialmente un predominar 3) cualquier predominio es históricamente transitorio, “siempre acaba por volverse la tortilla” 4) ningún poder es, en su existencia histórica concreta, un poder puro.
Como en España, hoy, está imposible teorizar, porque toda la charca está “okupada” por los “ko-ko-ro-kos” del Estado de Derecho (“Ko-ko-ro-ko llamaba Indalecio Prieto al tabernero de “Bienmecomes”, en Elorrio, con su cartel de “Pongo buebos de repente”), hay que poner la oreja en lo de afuera, y ahora anda por aquí un useño de gran “capacidad cogitatriz”, Curtis Yarvin, el monarquista vivo más ingenioso que conozco (“extrema derecha”, pues, para los ko-ko-ro-kos), y que pide la monarquía para los Estados Unidos de América, la República de Hamilton, acusado por Jefferson de “aspirar a coronarse rey”, porque había dicho “hablamos el mismo idioma y creemos en las mismas cosas que los ingleses”.
Con motivo del Jubileo de la Reina, Yarvin ha publicado su visión de lo que va de Isabel Tudor a Isabel Windsor.
–Hay tres formas de gobierno: monarquía, oligarquía y democracia. La monarquía es buena porque es mejor que la oligarquía. La democracia no es ni buena ni mala, es simplemente imposible. La monarquía es tanto la forma común de gobierno del sector público como la forma universal de gobierno del sector privado.
¿Qué pensaría Isabel I de Isabel II? Los Tudor reinan y gobiernan; los Windsor reinan, pero no gobiernan. Si la democracia permite que el “deep state” nos gobierne, sólo una monarquía puede controlar a las elites (“pienso en la monarquía como una forma legítima de gobierno, y me refiero a la monarquía real: la monarquía absoluta”).
Ni el Brexit ni Trump perturbaron a la elite. ¿Cuántos trabajos de élite destruyó Trump? Molestó y energizó a la élite. Fue lo mejor que le pasó al “New York Times”. Traspaso de poderes:
–El Rey está ahí mismo, en el podio de inauguración. El Presidente le entrega la Biblia y el balón de fútbol nuclear. El Rey toma el mando y el presidente llama a un Uber.
[Viernes, 17 de Junio]