viernes, 14 de septiembre de 2018

"Como si"


@alonso_dm
Arriba, Viktor Orbán siendo detenido por la policía soviética en 1987.
 Abajo, el presidente de la Comisión Europea rindiendo homenaje a Karl Marx
 este mismo año



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Asistimos a la apoteosis del “como si”, concepto que un filósofo alemán, Vaihinger, pinchó con su pluma sobre el papel, “como se suele hacer con un insecto repugnante”. El “insecto” era la “voluntad de ilusión” nietzscheana: pintamos el mundo y nos comportamos como si el mundo fuera nuestro dibujo.
Así, Sánchez va por el mundo creyéndose Martín de Azpilcueta, el “Doctor navarrus”. En España se discute si La Tesis de Sánchez es de Pedro Sánchez o de Carlos Ocaña con la misma pasión que en Inglaterra si el “Ricardo III” es obra de Christopher Marlowe o de William Shakespeare.
¿Qué es la Transición? –se preguntó nuestro único agitador político con coraje para llevar la contraria–. Quitar criterios morales a la conducta humana por miedo al pasado franquista. La herencia del “como si” de Vaihinger.

En virtud del “como si”, explicaba para quien lo quisiera entender, vivimos la Monarquía como República, la partidocracia como democracia, la justicia como independencia, la prensa como libertad de expresión, la universidad como libertad de cátedra, la competencia económica como mercado libre, la sindicación como libre asociación de trabajadores…

Volvemos, pues, a la “mentira constitucional” de Octavio Paz y a las dos Españas de Ortega (esto sí lo vio): “Dos Españas que viven juntas, y que son perfectamente extrañas: una ‘España oficial’ que se obstina en prolongar los gestos de una edad fenecida, y otra España aspirante, germinal, ‘una España vital’, tal vez no muy fuerte, que, estorbada por la otra, no acierta a entrar de lleno en la historia”.

La Europa socialdemócrata (¡la granja de Jean Clair!) no está mejor: deprime el espectáculo de Juncker, que preside la UE de los hueros Merkel y Macron (no tienen hijos) invocando la democracia (a él no lo votó nadie) para primero homenajear a Marx y luego sancionar (con los liberalios haciéndose los locuelos) a Orban, el húngaro con mayoría absoluta.

Il modo ancor m’offende –dice la Francesca de Dante.