El periodismo es un infierno, un abismo de iniquidades, de mentiras, de traiciones, que es imposible atravesar y del que es imposible salir indemne si no es protegido, como Dante, por el divino laurel de Virgilio.
Honoré de Balzac
Las ilusiones perdidas
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Que un solo hombre sea capaz, cada semana y cada día, de obligar en un santiamén a cuarenta o cincuenta mil seres humanos a decir y pensar la misma cosa lo encuentro escalofriante. Nunca puedes dar con el culpable en persona, y los miles de individuos a los que éste incita a los unos contra los otros, son hasta cierto punto, también, inocentes. ¡Maldición, maldición a la prensa! Si Cristo volviese a la tierra no atacaría a los grandes sacerdotes, sino a los periodistas.
Søren Kierkegaard
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El periódico resulta hoy, en efecto, el gran atizador de la vanidad humana. […] ‘Salir en el periódico’, ver el nombre impreso, citado en el periódico, resulta hoy, para una gran mayoría de los mortales que viven en sociedad, la aspiración y la recompensa supremas. En los regímenes aristocráticos, el gran esfuerzo consistía en obtener, si no el favor, al menos la sonrisa del príncipe. En nuestras democracias consiste en alcanzar las alabanzas del periódico. Para conquistar esas benditas diez o doce líneas, los hombres hacen de todo, incluso buenas acciones. Ni siquiera es necesario que esas líneas contengan un panegírico, basta con que pongan el nombre, la personalidad en evidencia, con la tinta bien negra, que hoy tiene un brillo más deseado que el antiguo nimbo dorado. No hay clase que no se vea devorada por ese apetito morboso de publicidad, que es tan vivo como en aquellos que parece que prefieren una vida de oscuridad y silencio. Porque, ¿a qué vienen ahora, en estos días, esos frailes dominicos, desde el fondo de sus claustros, a predicar en los púlpitos de París sermones de Cuaresma tan enormemente teatrales y promotores de escándalo? A conseguir una celebridad del tipo Coquelin, e interviews en los periódicos de literatura elegante, y su retrato, con el hábito del gran Santo Domingo, expuesto entre jockeys ilustres y coristas de cancán del Moulin Rouge.
Eça de Queiroz
Otra bomba anarquista. El señor Brunetière y la prensa
Ecos de París
J. B.