¡Cuesta tan poco sentirse Hemingway!
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Sentado en el mostrador, con sus zapatos de chúpame la punta, su levita pompeyana (de Pompeyo Gener) y su ética de “botiger”, un día dijo Guardiola “no ganaremos esta Liga”, mensaje cifrado a partir del cual empezaron a llegar “matones” a Big Whiskey (el pueblo de “Sin perdón”), obligando al Madrid a agarrarse a la doctrina Powell.
La doctrina Powell, obra del general norteamericano Colin Powell, hecho a sí mismo en Vietnam, dice que a la guerra (él la puso en práctica en la primera guerra del Golfo) sólo se puede ir con una fuerza aplastante, feroz y breve. Como la del Madrid en Pamplona, que en dos zapatazos (Benzemá y Cristiano) se llevó por delante al Osasuna, y de paso, a ese periodismo espárido desplegado contra Mourinho en comandos varios: Comando Señorío, Comando Chuletón, Comando Hendrick's… Periodistas hay que en Pamplona, y ante un cuenco de Hendrick’s con pepino de Tudela, se ven disparando contra Mou en el Sadar (que es un río) como si fueran Hemingway disparando contra un león en el Tana (que es otro río, de Kenia).
Es, pues, el acoso de sus enemigos lo que empuja al Madrid a pulverizar todos los registros.
–¡Anda, que si el gol de Benzema lo mete el bajito del Barcelona!...
Frente al guardiolismo, que sólo produce vieja propaganda (Racionero), se alza el mourinhismo, que ha de traernos literatura nueva (Gistau).
Los ojos, dice Borges desde la sabiduría de su ceguera, ven lo que están habituados a ver: “Tácito no percibió la Crucifixión, aunque la registra su libro.”
¿Cómo quieren que los periodistas perciban el gol de Benzema?
Habría que darles una paliza como la que a Cellini le propinó su padre cuando de niño vio una salamandra en el fuego: una paliza que impida el olvido de los sucesos extraordinarios.
Y no lo permite la Asociación de la Prensa.
¿Quién ganará la Liga?
La pregunta es muy catalana. Cuenta Eugenio d’Ors que en la del 14 estaban en un pueblo barcelonés haciendo cábalas sobre la guerra en un mapa y un payés dijo: “Yo sé quién va a ganar: estos”. Y señalaba a Rusia. “¿Que por qué? Porque les coge de bajada”.
En la del 40, Pla, que era otro payés (vivía en un pueblo de treinta y seis habitantes), sólo supo vaticinar que sería larga, porque los alemanes, según él, hacen muy bien las cosas secundarias, pero fallan en las principales.
–Yo lo sé esto porque, entre las cosas pintorescas que tengo, poseo un cuñado alemán.
De bajada de bajada, esta Liga sólo le coge al Barcelona, con todo el sistema a su servicio. Al Madrid toda especulación le está vedada: su única salida es el arrasamiento, asunto que entraña sus dificultades técnicas (en ningún caso morales): según el “agit prop”, ha de hacerlo secuestrado por un entrenador portugués que sabe de fútbol menos que cualquier becario de nuestro periodismo y lastrado por una “estrella de hojalata”.
Ya lo dijo un señor de Getafe:
–¿Es que va a venir un portugués a enseñarme fútbol a mí?
MEJORES NO HAY
Para Guardiola, el mejor entrenador es Bielsa, para quien el mejor entrenador es Guardiola, para quien el mejor español es Raúl, porque Xavi es catalán y “Catalonia is not Spain”. Guardiola y Bielsa son la versión pelotera de Méndez y Toxo. Pero el que pone el sitio (Final de Copa) y la hora (Liga) es Guardiola, que hace jugar a Bielsa sin descanso porque el Athletic es tan bueno que, descansado, sería imbatible, dice, y Bielsa no se mosquea porque Bielsa es así: es él y su esquijama, el sabio que perdía que daba gusto, sí, señor.
ABC
Para Guardiola, el mejor entrenador es Bielsa, para quien el mejor entrenador es Guardiola, para quien el mejor español es Raúl, porque Xavi es catalán y “Catalonia is not Spain”. Guardiola y Bielsa son la versión pelotera de Méndez y Toxo. Pero el que pone el sitio (Final de Copa) y la hora (Liga) es Guardiola, que hace jugar a Bielsa sin descanso porque el Athletic es tan bueno que, descansado, sería imbatible, dice, y Bielsa no se mosquea porque Bielsa es así: es él y su esquijama, el sabio que perdía que daba gusto, sí, señor.
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