miércoles, 1 de febrero de 2017

Momios




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Conque Reagan, ¿eh? ABC estaba entonces en la calle de Serrano, a dos manzanas de la embajada americana, en cuyas aceras echaban el día los pacifistas prosoviéticos del “Mejor rojos que muertos” contra el despliegue de los Pershing. En mayo del 85 vino a Madrid, saludado con pancartas de “Reagan, cabrón, trabaja de peón”. No lo recibieron ni Alfonso Guerra, director teatral y vicepresidente del Gobierno (“Yo me voy a Hungría”), ni el alcalde Tierno, que se fue a echar bayas a sus patos. No lo dejaron hablar en el Parlamento (tuvo que hacerlo en la Fundación March), quizá porque Reagan era un gran contador de chistes y temían que en aquel lugar, ante el cadáver insepulto de Montesquieu, de cuya defunción se jactaba Guerra, contara alguno sobre la representación democrática y la separación de poderes. Los editoriales de Pradera encendían el pelo.

Y si a Reagan, porque se proponía acabar con el momio del comunismo, que ya no daba de comer a nadie, le hacían todo aquello, ¿qué no le harán a Trump, que se propone acabar con el “establishment” socialdemócrata, ese momio del que “vive” todo el mundo?

Institucionalmente, Madrid ya se ha colocado frente a Trump con un “Tierno” que le hace la comunista Carmena al compararlo con Hitler (ya se supone que un Hitler anterior al Pacto Ribbentrop-Mólotov), lo cual faculta a la otra parte a comparar políticamente a Carmena con otro mito histórico, la envenenadora de Valencia, pues nos mata lentamente con la cochambre de las calles.
Carmena lleva al chotis, y el chotis, al “Madrid” de Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, que lleva a la derecha cultural a defender, incluso con la vida, a México de Trump, lo que nunca hizo con la Cuba pateada por Obama.
Entre Trump, que dicen que es Hitler, y Pablemos, que dicen que es Stalin, Mariano emerge en el centro cual Churchill con puro, que es el fin propagandístico del tabarrón que nos están dando.