Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Que lo de Podemos va en serio lo dicen los semiólogos, que son los primeros en oler estas trufas.
–La moda transforma lo insignificante en significativo –avisa el semiólogo Lozano, que tanto dadaísmo nos dio en Periodismo.
Y los radiofonistas de la Ser completan el dictamen: “Camisa desabrochada, mangas remangadas y corbata hacen de Pablo Iglesias un Robert Redford (ya suponemos que con alzas) interpretando a un periodista en la redacción a la hora del cierre”, que es la idea de periodista, de redacción y de hora de cierre que tienen en Barrio Sésamo.
Podemos, pues, va en serio, ¿y qué familia de dos o más miembros va a decir no a los dos o más sueldos de renta básica que le corresponden por el mero hecho de votar a Podemos?
Aquí es donde la vieja política dibuja una sonrisa sardónica. La pensión universal, piensa, es una idea navideña, pero utópica, pues se necesita dinero y nadie sabe cómo sacarlo. Pero si Martin Cooper hubiera pensado que para hablar por teléfono hacía falta un cable, no habría inventado el móvil (viendo al capitán Kirk usar su pinganillo en “Star Trek”).
¡Transformar lo insignificante en significativo!
El Cooper que Pablo Iglesias necesitaba para ponerle a cada español una pensión es Monedero, el más viejo de la guardería, con su cara de español nacido para ministro del Interior, que es esa cara de autoritarismo dentro de un orden (¡el orden es mío!) que tenemos tan vista en Fraga o en Azaña.
Monedero tuvo, por viejo, la grande ocurrencia: nos dejamos de euros, que son alemanes y cuesta un huevo ganarlos, y nos montamos nuestra propia moneda, que bien podría llevar la cara (muy Simpson) de Villarejo, su perfil más numismático.
¿Dónde están aquí los antisistema?
De dar crédito al Cis, los votos de Podemos salen de la abstención, no de los demás partidos. La abstención constituye el único enemigo serio de la partidocracia. Luego Podemos es hoy el mejor apoyo que podía encontrar el sistema.