Hughes
Abc
Con Errejón no era suficiente. Ayer llevaron a lo de Ana Rosa a un niño tertuliano. Un chiquitertuliano de once añitos: «¿Lo estamos haciendo bien?». Todos los niños deberían estar pixelados, pero este dice cosas muy sensatas. Saludó de igual a igual a los tertulianos seniors, que menudas caras tenían, y explicó que un país se construye sobre la economía, la política y la educación. Que lo diga un niño importa porque no tiene dentro la corrupción del político. Más puro que un niño, ¿qué hay? Álvaro, que así se llama, no llega a lo de Carlos Blanco, el de «Crónicas Marcianas», que sabía sumerio y copto, pero ya es el columnista más joven de España desde La Voz del Tajo. «No soy superdotado, soy supertrabajador». Álvaro tiene su propia app para tenerlo controlado (nosotros, no sus padres) y es emprendedor, «emprendekid». Tras la crisis, o nos «empoderamos» por la izquierda o emprendemos por la derecha. Gabilondo entrevistó el jueves a David Muñoz, el de Diverxo, que reúne lo genialoide del cocinero (Dalí lo sería) con el pimpán-pimpán del emprendedor. El resultado es dexedrina pura. Me dejó en vela viendo vídeos del ISIS y llenando la pared de chinchetas como Carrie de Homeland. Los emprendedores son Coelhos del dinero. Muñoz habló de Diverxo en tercera persona y dijo más de veinte veces la palabra experiencia. Allí no se va a comer, sino a vivirla. Muñoz trabaja veinte horas al día y además sale a correr (de madrugada). «De catorce a dieciocho kilómetros. Y los domingos más». Cuando no está en Diverxo está montando otro Diverxo. Esta juventud o nos saca de la crisis o nos hunde en el complejo.