Vivimos en un universo mental de azúcar cande, así que no nos hemos percatado de nuestra verdadera situación. Por ejemplo, lanzamos vítores -pasado martes 15- por haber colocado más deuda pública española, cuando lo que teníamos que hacer es vivir como siempre ha vivido el mundo hasta la edad moderna, la de la economía financista: sin deuda alguna, sin gastar ni un euro más de lo que se ingresa. Hemos endeudado a varias generaciones de hijos y nietos, que, les prevengo, no podrán pagar esas deudas, por lo que estamos abocados a un jubileo forzoso, dado que no lo quisimos voluntario. Abocados, por tanto, a condonar deudas.