lunes, 21 de enero de 2013

El planeta de los simios

Edgar Rice Burroughs

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El periodismo es (como la traición) cuestión de fechas.

    1936. En el primer número del usurpado ABC se pide la cabeza (y más) del comediógrafo Pedro Muñoz Seca… por leer el ABC.

    Madrid. Café de Levante. Cada día, Muñoz Seca se desayuna con café con tostada y compra el ABC. Al irse, una mujer le pide limosna. Él le da la tostada y el ABC, para que lo revenda. Un día, la mujer desaparece. Otro día, llegan dos mujeres, que dicen que la otra ha muerto y que ha hecho testamento. “¿Tenía fortuna?” “No, señor; pero a ésta le deja el ABC y a mí la tostada.”

    Muñoz Seca nunca se había metido en política, pero el ABC republicano, “convertido desde hoy en el diario del pueblo”, pide su cabeza porque, "al advenimiento de la República, [el comediógrafo] puso sobre la puerta del ascensor de su casa –¡suya!, compañeros!–, con el letrero de ‘No funciona’, este otro dirigido a sus pacientes inquilinos: 'Un, dos, tres, cuatro; / tenéis ascensor pa rato'."

    Y lo pasearon.

    Contra esta barbarie nació el humanismo científico.

    En la España zapateresca, humanismo científico es Burroughs con su “Tarzán” y Hugh Hudson con su “Greystoke”, Félix (Rodríguez de la Fuente) con su alimoche de atrezo y Arsuaga con su Atapuerca de kukusumusu, Pitito con sus monos diletantes y Desmond Morris con sus librillos “El mono desnudo”, “El zoo humano” y “El deporte rey”, escrito para los naranjitos del Mundial de España en el 82.

    Cuando la España basurienta finge escandalizarse con los siete Balones de Oro retirados a Armstrong, el periodismo perrifláutico vigila en plan CDR cubano el horario laboral del entrenador del Real Madrid, que es un club privado, y los naranjitos más pedantes de nuestro I+D juegan al Nobel haciendo “transferencias de sangre”, que diría la Carbonero, de la selva... a Mourinho.

    Olvídense de Ramón y Cajal.
    
Ramón y Cajal fue un pagafantas que sufragó de su bolsillo el viaje y la estancia en Estocolmo para recoger el Nobel.

    El último grito de la ciencia española es el bacteriófago Jeremiah, de la cuadra Margarita Salas/Bernat Soria.

    
Un Jeremiah, precisamente, acaba de establecer un hito científico con la hipótesis del macho alfa narcisista aplicable, no a Obama, que es de color y humilde (pidió perdón a los vieneses por no hablar el austríaco en Viena) y que se pasea por el mundo con un “Predator” por cerbatana, sino a Mourinho, que es blanco y portugués y que discute con sus futbolistas.

    –¡Es usted un mandril!

    –¿Y eso?

    –Bueno, es que soy primatólogo.
    
Barra libre, pues, para arrojar plátanos a Mou, primer estratego, por cierto, desde la caída del Telón de Acero en enfrentarse a un equipo estatalizado, el Valencia, lo que en un ánimo liberal plantea contradicciones sin cuento, pues no sabe uno si torcer por el Real, como le pide el corazón, o por el Valencia, como le pide la cartera, que es donde reside el patriotismo del contribuyente.
    
Mourinho, de puto Dr. Zaius en el planeta de los simios, contra Albelda, de funcionario y bien de Estado, pivote de la Generalidad.

Hacer las cosas por algo
¡Manda huevos!

LA CHARANGA

    Al enésimo Mejor Equipo de la Historia lo dejaron un poco de la mano (sin el Madrid, la TV se hunde) y cayó, con cabreo, ante la Real Sociedad. En su cabreo hubo algo de charanga del tío Honorio (la charanga que inauguró el “roz rurá”, devenido futbolísticament en tiquitaca), con Iniesta de Honorio: protestó y “faltó” a su antojo, y el árbitro no lo quiso expulsar. Los pasillos de/a Messi, las camas de Busquets, la masticación sin dientes de Xavi, los humos de Cesc, los berrinches de Alves, los “te lo juro por Snoopy” de Pedrito… ¿Dónde estaría esta charanga, si la dejaran siempre al aire de su vuelo?

 Desmond Morris

 Félix Rodríguez de la Fuente

Christopher Lambert

Dice llamarse
 Eduardo José Federico Francisco María de Constantinopla Gamir
 y Pavessio de Molina-Martell Vargas y Fernández de Córdoba de Carvajal,
 pero se le conoce simplemente por Pitito
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