Kathleen Kruger
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Pues ahora ya puede comenzar la Liga, para que en septiembre, con el segundo confinamiento, llevemos la mitad jugada y podamos dedicarnos tranquilamente a los fascículos.
Decíamos que a Zidane lo había abandonado la baraka en Manchester y resulta que la baraka lo libró del terremoto de Lisboa que se ha llevado por delante a Guardiola, Simeone y Setién, el pasiego de las cuajadas. De haber llegado a Lisboa, ahora estaría tan aplastado como ellos, que no queremos imaginar lo que este Bayern de Hans-Dieter Flick (“¡ni de Flick ni de Flock!”, dijo famosamente Gonzalón en sede parlamentaria) hubiera hecho con el chicle Modric-Casemiro-Kroos pegado al zapato.
–El fútbol es el único deporte donde se insulta al trabajador –denuncia Xavi, ex cerebro de España e ideólogo de Cataluña y Catar–. Es inadmisible, por ejemplo, que se insulte a un camarero al hacer su trabajo…
La ideología consiste en pretender universal la visión del mundo que tienes desde tu puesto en el proceso de producción, que siempre será parcial, y por tanto, falsa. El puesto de Xavi hoy está en Catar y cree que lo que ve él lo que ve todo el mundo. Del emir Xavi habla como Tarradellas acabó hablando de Franco:
–El emir y la familia real son muy detallistas... Los veo muy humildes para lo que podrían ser.
Xavi no había venido al mundo en Tarrasa cuando Suárez, el del aeropuerto, arbitró, un año antes de la Constitución, el birlibirloque autonómico de las “preautonomías” firmando el decreto-ley para el “Ja soc aquí!” de Tarradellas en la Generalidad, tan feliz que dijo a Milián Mestre:
–¡Cony! ¡Quina Catalunya ens ha deixat Franco!
–¡Cony! ¡Quina Catar ens ha deixat el emir!
¡Y tan humilde!
No sé de dónde saca Xavi la analogía futbolista-trabajador y trabajador-camarero, aunque al tratarse de un ex cerebro de España hemos de tomar en consideración esa pista.
–Yo siempre he sido camarero –contesta el camarero de “Pasión de los fuertes” cuando Henry Fonda le pregunta si alguna vez estuvo enamorado.
En los 80 muchos íbamos a Gitanillos, en la madrileña Claudio Coello, sólo por ver cómo Laureano preparaba los copazos. Pero no sé de nadie que pague un abono de fútbol por ir al estadio sólo a insultar a Isco. Xavi, que de jugador oía crecer la yerba de los campos en los descansos de los partidos, de entrenador oye campanas y no sabe dónde.
En Lisboa nadie ha insultado a los únicos trabajadores que hemos visto: los futbolistas de Hans-Dieter Flick en el Bayern y los futbolistas de Julian Nagelsmann en el Leipzig. Lo que les hayan dicho por la calle (los estadios están sin público) a las estrellonas de Setién, Simeone y Guardiola es otro asunto.
Está visto que en esta época el entrenador sólo tiene sitio en plantillas de jugadores jóvenes y pobres, con hambre de fama. Las plantillas de jugadores maduros y ricos, sin hambre de gloria, exigen gestores de egos. Lo del Atlético con Simeone, que con Joao Felix se compró un Pegaso para atarlo a un arado, es un caso misterioso, pero a sus aficionados les hace gracia, quizás por el mismo mecanismo psicológico que hace que el doctor Simón venda camisetas. Más a huevo no volverá a tener el Atlético una Champions (se han creído la murga ésa de que el fútbol se la debe): la costalada de Lisboa ha sido de tal envergadura que la propaganda, en vez de mirar a Simeone, prefiere culpar a lo que en Cuba se llama ñeque, en Venezuela pava y en España gafe.
En cuanto a lo de Setién, ¿qué podemos decir? La diferencia entre el Bayern de Flick y el Barça de Setién se ve en la banda: la elegancia jüngeriana de Kathleen Krüger con la tablilla y la molienda poligonera de Eder Sarabia con la ayudantía. El espectáculo fue sobrecogedor, de los de “menos mal que no estamos ahí nosotros”, con lo cual todo queda ya en manos del Tarradellas de Catar, Xavi, cuyo “Ja soc aquí!” espera el barcelonismo para ponerse a disputar la ligüela nespañola al chicle Modric-Casemiro-Kroos de Zidane.
Cabrera Infante
CUBA AL APARATO
En pleno fútbol (Liga, Champions) de “la Coviz”, leemos que “Cuba, uno de los más reconocidos en materia de medicina y salud, sorprende al mundo y desarrolla su propia vacuna”. La exclusiva, con los entrecomillados, son del “As”. Todo esto es nuevo, pues en marzo del 90 escribía Cabrera Infante que “los cubanos sufren de enfermedades nunca vistas desde la independencia: gozan ahora de fiebre puerperal, porcina, dengue, brucelosis. Si tiene dolor de muelas tendrá que aguantarse y morder la bala, literalmente. Se sabe que no hay aspirinas en Cuba, pero Castro tiene una de las mejores fábricas de municiones del continente, que incluye a los Estados Unidos”. Si Rubiales y Tebas leen la noticia podrían ordenar que en todos los estadios los partidos comenzaran al son, que sería sonsonete, de Sergio y Estíbalez: Cantinero de Cuba, Cuba, Cuba / cantinero de Cuba, Cuba, Cuba / sólo bebe aguardiente para olvidar.