sábado, 8 de agosto de 2020

Sin Sergio Ramos y sin Baraka

 


Francisco Javier Gómez Izquierdo


          Se presentó el Madrid en Inglaterra con el trofeo de la Liga colocado en las vitrinas del Bernabéu, la maleta repleta de elogios y la sensación de que ganar al City sería como ganar al Valencia o al Leganés. Uno más de los trabajitos de ese Hércules al que habían convertido al equipo blanco tras el confinamiento por la peste china los aduladores de rigor.

         Contra la opinión de la mayoría de los amigos, personalmente no he visto tan suelto al equipo en el final de Liga. La ha ganado sin contestación. Con todo merecimiento, quizás también ayudado por la depresión del Barça, pero creo que sin brillantez y ¡eso sí! con la poderosa presencia cuasilegionaria de Sergio Ramos. La ausencia de éste, anoche, no creo que se haya echado tanto en falta como la tradicional baraka de Zidane. ¿Quién iba a imaginar que uno de sus hombres iba a ser entontecido por ese aire malsano que aparecía de vez en cuando, siempre a favor, en noches tan señaladas? Varane no llegó al espantoso ridículo de Loris Karius hace dos años, pero así como aquella final no se explicó igual en Liverpool que en Madrid, esta vuelta de octavos queda marcada en Manchester por la excelente presión de Gabriel Jesús, Sterling y Foden a la defensa madrileña, mientras en Madrid todo se va en culpas a Ramos por su ausencia y a Varane por su inquietante presencia.

      Guardiola, el individuo, cae mal a casi todo el mundo. Incluso a muchos catalanes. Los aficionados madridistas no aciertan a separarlo del F.C. Barcelona por lo que la inquina de éstos es superlativa cada vez que se cruza en su camino. Guardiola es entrenador que se vende caro y al que le gustan los peloteros también caros y consagrados. Por eso se va a equipos que pueden pagarle a él y sus exigencias. Semejantes ventajas no significan que no sepa mucho de fútbol y sea uno de los mejores entrenadores del mundo. Significan que nunca entrenará por ejemplo al Logroñés o al Deportivo porque él nació para vivir en un sibaritismo inalcanzable para el resto de los mortales.

      Guardiola ha cambiando de libreto y ahora trabaja más y mejor el contraataque que la posesión. Ha renegado un tanto del estilo y ha recurrido a lo práctico en vista de que no hay más Messis en Europa. Anoche planteó muy bien el partido. Sigue sin gustarle el delantero centro nato y obliga a los puntas que pone a bailar danzas letales en los aledaños del área. Creo que la presión de anoche hubiese descompuesto también a Sergio Ramos. Si no lo ven así, admítanme al menos que esa presión necesitó ser contrarrestada. Balón largo, un poner, en busca de Modric o Hazard como hace Ederson con Foden y De Bruyne, el belga bueno, bueno de verdad.... pero los pensamientos del Zidane entrenador son inescrutables. Los cambios, insospechados. Y el momento, más bien tardío. 

        No sé a ustedes, pero a mí no me parece serio plantarse en un campo de fútbol inglés, país que lo inventó, vestido tan de cualquier manera. El color de la vestimenta madrileña será un guiño a lo que sea. No sé si a la homosexualidad o al feminismo. Me da igual, pero es un traje horroroso para jugar al fútbol. Es propio de Cádiz en Carnaval. Propio de una chirigota o de un equipo de la China. Me atrevo a decir que se pierde prestancia y respeto vestido como ayer vistió al Madrid. Lógico que se perdiera con jugadas de chiste.

     ¡¡Ah!! Lo del Fuenlabrada lo arregló el VAR, con un penalty en el minuto 95 que como dice Sandoval y nos pareció a todos los que lo vimos en el descanso de la Champions, se pitó desde Madrid. O arreglan lo del VAR, en España porque en los partidos de UEFA no se cometen tantas barbaridades, o lo vamos a ir dejando hasta los más irreductibles. Vean por favor, si no lo han visto, el penalty que se pitó ayer en Riazor y comparen...