sábado, 22 de agosto de 2020

"A lo nuestro"

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

De veinte años para acá resulta muy agradecido nacer, crecer y vivir en el sevillismo, una parcialidad que se diferencia con el resto de las de su mismo pelaje, el Valencia un poner, por tener claras sus limitaciones. "El Barca y los madrileños están a lo suyo. Nosotros a lo nuestro". Lo "nuestro" es amargar los partidos de la Liga nacional a los guapos de la película levantándoles la chica algún sábado loco; no lamentarse jamás por perder dándolo todo y lucir el palmito en la Copa de la UEFA, asunto que se toma con la misma alegre seriedad que la Feria de Abril. Anoche el Sevilla se calzó el mejor de sus blancos trajes y a pesar de la manchita en el trasero nada más entrar, la tan cautivadora como demoledora música de los expertos Navas, Banega y De Jong, embriagó hasta el aturdimiento al más feroz de los interistas, que uno no sabe si era Lukaku o el entrenador Conte. Uno de los jóvenes, Koundé, se bastó para silenciar a Lautaro, el solista de Milán más prestigioso. Además nos dejó claro que él, Koundé, es la Perla de la ostra. Diego Carlos tiene más presencia intimidatoria pero anoche... y otras noches mostró ciertas deficiencias que en un grande te hunden...  y le va a fichar un grande. De manera insospechada anotó el gol ganador en un escorzo que la defensa interista no imaginaba en un coloso al que acababan de vendar una de sus dos columnas. La verdad es que el gol lo marcó en propia meta el otro coloso rival, Lukaku, como si de Justicia poética se tratara. "Te avergoncé al comienzo, he aquí la reparación".

    Anoche, Lopetegui, pareció mejor estratega que su colega italiano, pero quizás la percepción venga avalada por el compromiso y determinación de una plantilla envidiable donde el que no jugaba empujaba desde la grada más que el titular. El ambiente actual del grupo palangana es el sueño de todo entrenador, la auténtica alegría del futbolista y la felicidad de cualquier afición.

Los artífices del éxito son muchos. Todos ustedes saben sus nombre y así como Jesusito Navas volvió a Nervión por ser idílico acomodo, más de un futbolista feliz y orgulloso ayer haría bien en valorar en este tiempo incierto la posibilidad de vivir mejor con menos. 

Enhorabuena al Sevilla por dar un respiro optimista a una ciudad martirizada por las pestes.