viernes, 14 de agosto de 2020

¡Qué decepción con el Atleti!

 

Ilicic, el gran ausente

Mbbppé y su temible presencia


Francisco Javier Gómez Izquierdo

Son demasiados episodios cargados de un malditismo inmerecido los que han condenado al Atleti a ser un club peculiar. Un club que te da disgustos, malas noches y lágrimas de impotencia, pero al que se quiere con un amor verdadero. El Atleti enloquece a los suyos en las grandes tardes por alcanzar las glorias que acaparan los ricos y sume en la tristeza y el desconcierto cuando el rico es él y es toreado por la Cultural Leonesa, un poner. Anoche cayó ante un equipo de su misma condición: compacto, agresivo, seguro atrás. Su rival fue mucho mejor en todas las facetas del juego durante 80 minutos. Perdió sin excusas ni pretextos, por mucho que nos parezca que Joao Félix tendría que haber sido titular. El mejor de los alemanes, Werner, también faltó por su reciente fichaje por el Chelsea.
 
       Al Atleti lo veía un servidor en esta Champions de la peste firme, decidido y con muy buenos fundamentos de equipo redondo, pero ¡mire usted por dónde! aparece un once emperejilado por un entrenador genialoide que hace jugar de memoria a unos muchachos que sin ser un prodigio técnico, resultan muy aplicados en lo que estudian. Éste Leipzig no tiene el talento de aquel Ajax juvenil de Van Gaal pero se parece en lo disciplinado, decidido y ¡ojo! en lo joven. Me sorprendió Upamecano, un mozo de 21 años que juega de central y sube con el balón con la clase de un mediocentro argentino; el coletudo Kampl, que es como un legionario obsesionado con la misión de mover el balón con fundamento; el prosperar del zurdo Angelillo, un lateral más propio de la factoría del Valencia (Alba, Bernat, Gayá, Lato...) que de Coristanco; no tanto el de Dani Olmo al que desde aquí le venimos augurando un más que notable futuro; el otro lateral, Halsterberg, capaz de llegar al martirio si así se lo insinúa siquiera este Julián Nagelsmann que a temprana edad ha puesto en semifinales de Champions un club sin prácticamente historia. En Leipzig es ya inmortal con 33 años como lo será en Hoffenhemim, donde con 28 años empezó a mostrar sus extraordinarios conocimientos y capacidades y me da que no tardando mucho sucumbirá -si el negocio no muere- ante los euros de un grande. Creo que es difícil conseguir la obediencia de la plantilla del Leipzig en un Real Madrid, Juventus o Barça, pero éste es otro cantar.

    Siento mucho el batacazo del Atleti, pero es obligado admitir que va en su sino. Anoche quedó claro que acierta con los jugadores portugueses, pero Lisboa es ciudad maldita. Tampoco me gustó cómo cayó el Atalanta. Alababan los locutores el fútbol y el compromiso de Neymar, una estrella que jugó en el Barça, tras el gol de Pasalic, un delantero que estuvo en el Elche, pero si no llega a salir Mbbappé, el pase a semifinales no se hubiera alcanzado. Neymar es virguero, espectacular, artista... pero a veces sus conducciones dan sensación de barullo, confusión y laberinto. Mbbappé es directo, felino, incisivo. Para un servidor, sólo Messi está por encima. Salió Mbbappé y el partido se convirtió en una tortura para los de Bérgamo, asfixiados con ese sistema gasperiniano,  soportable hasta la primavera pero asfixiante en verano sin olvidar la ausencia del, al parecer, deprimido Ilicic, ese tipo que lió la que lió en Valencia. La plantilla del PSG es muy superior a la del Leipzig pero el equipo alemán está mucho mejor entrenado que el francés y en batallas como la semifinal es donde deciden los sargentos -Mbbappé, Di María, Neymar- o los generales: Julián Nagelsmann.