domingo, 11 de mayo de 2014

Los neopilosos



El Piloso


Hughes
 Abc

Arbeloa, Chendo con iPad, dice que no se afeita hasta volver al campo. Primero los abdominales, ahora la barba. Pero no la barba habitual del español, Damborenea o Rajoy, gastada y socialdemócrata (¡barba del régimen!) que parece una segunda piel como de conejo. Hablaba la Belmonte de la barba turca de Turan. El éxito de «El Príncipe» confirma la vuelta del hombre moro, el Sandokán. Los hipsters asilvestran sus barbas, cardadas, ensortijadas, bonsáis del narcisismo (pero sin las flores de Ripollés). Pues Arbeloa se está dejando una de muyahidín y nos la ha enseñado en striptease de tableta. El efecto ha sido un poco travestí. Por abajo metrosexual, por arriba hipster. ¡No se puede tener todo, Arbeloa! Estos coquetos de la barba han rodeado su beso de pubicidad, de pelambre. Es una barba pantenizada (¡Carboneros de la barba!). Lo que fue timidez de hombre normal, ahora es la coronación de un men’s health. Así quieren engañar a la mujer convirtiendo la barba en mariposeo y afectación de «interesante». Alejandro Magno la prohibió a sus soldados porque por ella les reducía el enemigo y eso pretenden ahora, ¡que les agarren por lo frondoso! Los neopilosos nos echan de nuestras barbas. Ya nos planteamos algo horrible: volver a la perilla. Pero desmarxistizada la barba, con perilla solo hay un ser en España: ¡el tertuliano Tuerka!