miércoles, 14 de mayo de 2014

Asesinato



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El animalismo nos pisa los talones y en Leganés ha aparecido la pintada “Carne es asesinato”, una cosa que ya cantaban (“Meat Is Murder”) los “Smiths”, cuya voz (“más voz que carne”, dijo Lope de los ruiseñores), Morrisey, con sadismo muy “british”, pide ahora que el toro mate al torero.

    –El torero muere, hurra, hurra –canta este melón (“The bullfighter dies”) de Lancashire, cuyos hijos, que eran carnívoros, estrujaron a los inteligentes y bravos hindúes, que no lo eran.

    Morrisey es la Doña Cuaresma de nuestro tiempo, cuyo problema ético radica, al decir de los filósofos, en el hecho de que pensamos como vegetarianos y vivimos como carnívoros.

    –Al hablar somos lobos con piel de cordero.

    Si balas como cordero, eres lobo.

    –Todo lo que croa como un pato y nada como un pato es un pato –dice el ministro Margallo, a quien tengo por vegetalista desde que lo vi en el fútbol con una hoja de lechuga entre dientes.

    Mas como el pato no croa, sino que parpa, entenderemos que, en lenguaje diplomático, todo lo que parpa como una rana y nada como una rana sería… un pato.

    “Si quieres franquismo, vota a Ortega Lara”, dicen los etarras.

    “Si quieres carne, eres un asesino”, dicen los “Smiths”.

    –La chair est triste, hélas, et j’ai lu tous les livres –fue la frase de Mallarmé que, a fuerza de coscorrones, nos quedó del francés escolar.

    La carne está triste, ay, y he leído todos los libros, cosa, por otra parte, que sólo se puede decir si te comparas con Elena Valenciano, que despachó su formación cultural con una función “mística” del “Jesucristo Superstar” de Pablo Abraira en el Monumental.

    –Mire usted a ese pobre jaco –dijo Foxá a su rubia compañera de localidad en una tarde de toros en México–. Esa caricatura de caballo fue aquí, hace cuatro siglos, un dios. Su decadencia se debe a haber sido, como usted, vegetariano.
    
Pero estos Morriseys quieren ser tan españoles que hasta critican a España.