viernes, 11 de octubre de 2013

Toque de queda

El último helicóptero de Saigón
Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Para liquidar la deuda histórica de Gallardón, Ana Botella ha puesto precio a la respiración de los madrileños con una ordenanza que no es municipal, sino castrense.

    Un toque de queda, vamos.

    El proyecto parece inspirado en el “Librillo Verde” de Jomeini (“Sayings of Ayatollah Khomeini”, Nueva York, 1980), que prescribe:

    –En el momento de evacuar, se recomienda mantener la cabeza cubierta y mantener el peso del cuerpo sostenido por el pie izquierdo
    
Jomeini recomienda.

    Botella ordena.

    Y Madrid, que siempre fue una ciudad de calle, es empujada a transformarse en una ciudad de covachuela.

    La calle queda en manos de la policía secreta de la alcaldesa, que impondrá más multas, ahora de una cuantía que recuerda a las cifras de la inflación alemana de entreguerras.

    –Tirar una colilla al suelo, 750 euros.

    ¿Por qué no 750.000?

    A los disparates de los días de la inflación achacaba Canetti la mansedumbre de la sociedad alemana, ya habituada a la desmesura, para aceptar a los monstruos que luego se les vinieron encima.
    
¿Sabe alguien del Ayuntamiento lo que cuesta ganar 750 euros en esa calle que tanto odian?

    –La mejor forma de ayudar a alguien que duerme en un banco en la calle es empapelarle con multas para que no pase frío –tuitea Miss Efervescente.
    
El toque de queda deja sólo una escapatoria, que no es el monopatín (el “skate” será perseguido con multas de 1.500 euros, como si fuera “kale borroka”), sino la vieja bicicleta franquista: todo lo prohibido pasa a estar permitido por el mero trámite de subirse a una bicicleta sin matrícula ni seguro obligatorio, nuestra libertad guiando al pueblo.

    Yo quiero ser ese moribundo del cuadro de Delacroix mirando a la libertad con ojos de ha valido la pena morir por ella. Quiero que Antonio López me pinte en la calle de Serrano, empapelado en multas y al pie de una bicicleta que sería el último helicóptero en despegar de Saigón.