martes, 16 de octubre de 2012

Y el Premio Paquiro es para... ¡José Tomás!

Nimes
El jurado del Paquiro no ha esperado al Festival de Chinchón del próximo día 20,
 en que podría igualarse, si no superarse, la gesta nimeña

 José Ramón Márquez

No hizo falta, esta vez tampoco, ir a mirar ningún hígado para adivinar el futuro, porque el futuro ya estaba escrito. El acta del jurado del Prestigioso y Pingüe Premio Paquiro (PPPP), el acta no oficial pero extremadamente vinculante, se publicó el domingo 23 de septiembre en la página 50 del diario El Mundo, firmada por el auténtico amo del jurado, don Luis Abril, a quien en una escueta biografía al final de dicho acta se caracterizaba como ‘economista y abogado’. En su artículo el abogado y economista esgrimía sus razones para idolatrar al Monstruo de Galapagar, razones más del corazón que de la razón, y se declaraba poseído la tarde del circo romano de Nimes por el famoso trastorno conocido por ‘síndrome de Stendhal’, esa romántica reacción ante la visión de la belleza cuyos síntomas son, a menudo, tan indiscernibles del amor.

Sensibles ante el hálito del poderoso, como sólo podemos ser los españoles, veinte miembros del jurado entregaron como un solo hombre su voto en loor a la gesta perpetrada por José Tomás, el Pétreo, en el circo romano de Nimes el día 16 de septiembre, gesta total de toreo total refrendada con una cosecha de orejas y rabos como jamás figura alguno del toreo consiguió, desde que es costumbre en las corridas de toros otorgar esas prendas, y aumentada su excepcionalidad por la sintomática circunstancia de que aquella tarde se produjo en aquel circo el indulto de un torete de Parladé llamado Ingrato que, como exhibición patente y algo descarada de su atlética condición, tomó el olivo como un peón de los malos para inspeccionar, curioso, los misterios que podía haber en el callejón que se halla detrás de las tablas de la barrera.

A juicio del economista y abogado Abril, es la capacidad de generar lo excepcional lo que hace que algunos quieran poner sobre las espaldas del Ciprés Berroqueño la responsabilidad de salvar la Fiesta. Bien es verdad que, con él, hay una legión que estima que la característica más propia de Tomás es su excepcionalidad. Para ellos la Fiesta no ha de salvarla el toro, diríamos la fuerza o la casta, sino un torero, independientemente de lo que tenga enfrente, puesto que para ellos la capacidad de crear esa belleza de Stendhal, la ilusión colectiva que sobre todo es una ceremonia religiosa, comunión de los creyentes, es la presencia del diosecillo, cuya sola presencia anula per se la necesidad del toro, que debe quedar reducido al papel secundario de un mero instrumento necesario para que las posturas y gesticulaciones del oficiante parezcan que obedecen a algo.
Abundando en la idea que apunta hacia la ilusión colectiva, la inteligencia del economista y abogado ofrecía en su artículo una interesante pista cuando aseveraba que él mismo padeció una sensación similar a la de la producida por Tomás en otra ocasión, cuando contempló el rayo verde en Algorta. Ilusión por ilusión le rayon vert et le toreador, he ahí la engañifa que los sentidos pueden jugarle a la cultivada mente de un espíritu sensible.

El jurado del PPPP, pese al indiscutible alegato a cuatro columnas del patrocinador del mismo, no ha registrado, sin embargo, una completa unanimidad. Señalábamos más arriba que veinte personas ofrendaron su voto al Ara Tomasis, pero hubo uno, el jurado veintiuno, que estimó que el acontecimiento taurino del año era la declaración del Consejo Constitucional francés a favor de la celebración de las corridas de toros, cosa que alumbrado con todas las luces del jurado no es comparable a la circense actuación del serio Comandante de Puesto de Galapagar en la conclusión de su Temporada 2012, formada como es sabido, por la trinidad de sus estelares comparecencias en los cosos de Badajoz, Huelva y Nimes.

No sabemos si el PPPP se convocará el año próximo. Tras haber puesto el punto final a la Historia taurómaca, que principia en Pedro Romero y acaba en el circo romano de Nimes el pasado septiembre, es muy probable que José Tomás abandone la profesión, acaso en México dentro de muy poco, por lo que el premio que se creó para que siempre se lo llevase el mismo ya dejaría de tener sentido, da la impresión de que el Paquiro ya está llegado a su fin. Recordemos que de los siete que se han dado, cuatro se los ha llevado el Berroqueño, y los tres que no han ido a sus manos es porque esos años no toreó. Claro que también podrían comenzar a considerar la idea de la creación de un nuevo PPPP al torero jubilado. Es cuestión de ponerse a pensar.