sábado, 3 de julio de 2010

Los dioses de Maradona

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Es conocida la afición politeísta de Maradona. Su idea de Dios es muy de andar por casa y se encuentra cómodo alternando con sus divinidades particulares. Cree que una de sus propias manos vino del Olimpo y que Messi es como Hércules, Perseo ó Harmonía: un hijo de Zeus. El mismo Diego acepta ser divinizado como un Calígula cualquiera o aquel Cómodo gladiador al que ridiculizara Rossell Crowe. Maradona tenía fe en su Dios de esta temporada de verano y le rodeó de fanáticos ante los que inventaba un enemigo cada día: la prensa, los árbitros, los directivos, Pelé, los españoles... En su clubs, Mascherano, Tévez, Di María... son gente aplicada que obedecen y se sacrifican con una lealtad admirable... En el equipo de Maradona son mujaidines enfervorizados con la sangre estallando en los ojos y capaces de morir con las granadas puestas. Messi, el nuevo Dios de "el Pelusa", anda con gripe, circunstancia muy humana, y en semejante situación no caben los mandatos de Euristeo: "Mate al león de Nemea, meta dos goles a Neuer", pues a eso se reducen los conocimientos del insensato que se sienta en banquillo con tanta historia. "Defiendan bárbaro pibes, roben y dénsela a Messi y que la chupe".

Un servidor no ha acertado de chiripa la eliminación de Argentina ante Alemania en Salmonetes... Un servidor ve cómo se mueve el centro del campo alemán y cómo lo hace Mascherano, que es todo el centro del campo argentino. Un servidor viene distinguiendo a Scheweinstenger y a Muller por encima de ningún otro jugador del Mundial, y un servidor ha venido escuchando las necedades de un presuntuoso perdonavidas, que está idiotizando a unos jugadores con muchísimo más talento que el que demuestran. Ante la primera escaramuza en la guerra del Mundial, estrepitosa derrota. Ya avisábamos de que Alemania no tomaría a bien caer ante un cabo furriel vestido de general.

Los alemanes nunca entrenarían con un puro en la boca. Mejor dicho, nadie entrenaría fumando puros, por muy cubanos que fueran. Esas payasadas sólo es capaz de hacerlas el Diego. Y sólo son admisibles entre los millones de psicólogos que forman ese cáncer que asola Argentina y amenaza de metástasis a los pueblos débiles. Maradona necesita un médico para el alma. Pues que lo busquen y lo curen. Maradona, en Alemania, después de aquél "a chuparla", estaría en el paro. Bueno, en Alemania, nunca se tomarían en serio gansadas tan del gusto de los pelotas que idolatran a este dios de cabaret.