sábado, 4 de enero de 2020

Y León




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Ahora que en León aprenden a silbar los camarones, hay que recordar la conferencia de don Claudio Sánchez-Albornoz (antifranquista verdadero, no impostado, como los pultofagónides –“tragagarbanzos” de PlautoOrtúzar e Iceta) hace justo un siglo en Valladolid: los vascos han llegado al siglo XX gozando de todos los privilegios de los castellanos y sin levantar ninguna de sus cargas; y Cataluña perdió sus fueros no por obra de Castilla, sino del primer Borbón de España, dos siglos después de que Castilla perdiera sus libertades en Villalar ante un Austria, “sin que en el duro trance del alzamiento de las comunidades recibiera socorro ni aliento de quienes después hubieron de seguir su misma suerte”.

    ¿Contra qué silban hoy los camarones del socialismo de León? Contra el centralismo de Castilla, negado en su día por otro camarón, el socialista segoviano Anselmo Carretero, que dando vueltas al asunto en México concluyó que el centralismo era leonés, creado por los restos de la nobleza y el ejército visigodos:

    –Frente al aristocratismo romano-visigodo de las oligarquías dominantes en León, la propiedad feudal de los nobles y la Iglesia, los códigos imperiales, el centralismo unitario, el poder teocrático, la casta militar, los privilegios señoriales…, Castilla presenta la igualdad democrática de cántabros y vascos, la comunidad de bosques, pastos, minas y aguas, la legislación foral, los alcaldes de elección popular…
    
Este guirigay lo llevamos a América, donde José Martí lo resumió con habanera elocuencia:

    –La incapacidad de gobernarnos está en los que quieren regir pueblos originales con leyes de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos: con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro de un llanero.
    
Martí se perdió a Adriana Lastra jugando a “Carmen” con su navaja de Ockham:

    
–España es un reino, ¿no? Y Asturias es un principado, ¿no? Son gobiernos distintos, ¿no? Y se llevan bien, ¿no? ¡Pues lo mismo!
    
Y los camarones silbando.