miércoles, 10 de abril de 2013

Pipa


Hughes
Abc

Torturador le llamaban a Mourinho antes del partido. Y es que tres semifinales seguidas no son una tortura, son un tormento, aunque la afición no le canta el Pepe no me des tormento, sino más bien aquello de Sara Montiel a su macró: «Si él me pega me da igual. Es natural».

Porque Mourinho más que torturador es un flagelador, que es lo que de sí mismo decía el Pichi del chotis. Es el neopichi portugués que ha tenido que venir a enseñarnos chulanganez: —Yo los educo y estructuro. Así que como si se lleva un autobús lleno de porteros y luego los saca a jugar como Clemente hizo con Molina. Pero el Madrid no es sólo Mou, ni camina solo, camina con Manolo Sanchís, genialoide y perogrullesco (perogrullo vikingo). Se hablaba del infierno turco, pero fue salir Manolo Sanchís con el micrófono y el infierno quedó en nada. Sanchís, que fue un futbolista traumatizado por el ambiente, desmonta miedos escénicos con su decir imperturbable y puede decirse que ahora mismo el miedo escénico es el propio Sanchís. Dormirnos con Sanchís, que es el barroco del tópico deportivo.

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