lunes, 8 de abril de 2013

A puerta gayola

Hermanos Tonetti
El debate de los porteros madridistas en la prensa

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

A puerta gayola (de rodillas, recibir al toro que sale, furioso, del toril) ha de jugar Diego López cada partido en este Real Madrid sin padrinos en la Uefa ni en el Vaticano y con la prensa en pleno revival del fenómeno Pecos (“¡Queremos ver / a Pedro y a Javier!”, gritaban las chonitas de los 80), pero ahora con Casillas, el portero que empezaba a parecer el guarda de Nuevos Ministerios.

        El edificio de Nuevos Ministerios, que llevaba camino de convertirse en otro Escorial, se terminó porque Franco se desayunó un día de consejo de ministros con la viñeta de Mingote en ABC donde la coña era un guarda de la obra presumiendo de haber encontrado “un trabajo para toda la vida”.

        “Mourinho se carga a Adán”, titulaba la prensa la víspera del Levante.

Casillas
El salsipuedes de Mourinho con la prensa es que se carga a Adán o se carga a Casillas o se carga a Diego López, quien luego, en el partido, el disparo más comprometido que recibió fue el saque de honor del mandamás de la Onu, señor Bankimún, que chutó desde el círculo central con la misma mala idea que Romario y Hagi, juntos, en Compostela, una vez que había niebla (el brasileño tocó y el rumano disparó), y fue un vicegol.

        Por menos que ese saque del señor Bankimún, su vecino del Norte, Kim Jong, hubiera quemado la falla nuclear.

        Fue una pena que el periodismo no recurriera al señor Bankimún para arbitrar el conflicto Mou-Casillas. Los onusinos son pasteleros de oficio, y hubiera sugerido la solución de Clemente cuando, por hacerle un hueco, alineó al portero del Atleti, Molina, de extremo izquierdo en la Roja, que entonces sólo era la Colorá.

        En lugar de abordar al señor Bankimún para colocarlo ante sus responsabilidades, el periodismo sin papeles fue a la rueda de prensa a preguntar a si Mourinho el de los papeles está pensando en dar descanso… a Alonso y a Ramos en Estambul.

        Da la impresión de que el éxito del periodismo deportivo en Madrid pasa por el fracaso del Madrid en Europa, y los periodistas escriben a la Uefa buscando la sanción de Ramos y Alonso como Freixa, mi Puma, escribe a la Uefa afeándole un falsete en la última cantada al árbitro Stark.

La prensa

 Sostiene el periodismo deportivo que Ramos y Alonso forzaron la quinta tarjeta la noche del Galatasaray y que deben ser castigados no con uno, sino con dos partidos, lo que por la parte de Alonso, que carece de recambio, dejaría cojo al Madrid en la semifinal.

        Flaco favor el del periodismo deportivo a Ramos, que sale el peor parado de la situación, pues contra el Galatasaray cometió un penalti marca de la casa que el árbitro transformó en simulación del delantero turco, que se llevó una tarjeta.

        Si a instancias del periodismo deportivo de Madrid la Uefa empapelara a Ramos con dos partidos por forzar la quinta tarjeta llegaríamos a la conclusión de que Ramos, obligado por Mourinho a esa acción contra el “fair play”, no encontró mejor manera de cumplir que haciendo un penalti.

La solución para Casillas: dos porterías
Diego López en el calentamiento ante los gálatas 


ALFA Y OMEGA

        A la Roja (o lo que eso sea) se le desvanecen el alfa y el omega: Casillas, su mejor portero, y Villa, su mejor goleador, han pasado por el banco. En el caso de Villa, por una causa noble: el tiquitaca, alimento de los “hestetas” de ese desvarío colectivo que es el antimadridismo. En el caso de Casillas, por una causa innoble, el mourinhismo: a cada uno según su necesidad (Callejón), de cada uno según su capacidad (Casillas). A Zubizarreta lo cambió Cruyff por Busquets, que jugaba en chándal, ese uniforme socialdemócrata. A Casillas lo ha cambiado Mourinho por Diego López, que juega en leotardos, que es uniforme de acróbata y “fin d’époque”.