viernes, 5 de octubre de 2012

San Marcello di Finizio, estilita

Jorge Bustos en la tanqueta (CLT)

Jorge Bustos

Al cierre de esta página, el empresario triestino Marcello di Finizio, regente de un restaurante destruido por el fuego, reedificado con esfuerzo y ahora amenazado por la euroburocracia de directiva Bolkestein, continúa encaramado a la cúpula de San Pedro, corona celestial del Vaticano. Ha pasado la noche abrazado a su pancarta contestataria, amarrado por un arnés a la gloriosa arquitectura y emitiendo destellos de luz que informaban de su hartazgo a peregrinos y noctámbulos de la Via della Conciliazione. Marcello di Finizio no gasta la sandunguería ceporra de Jimmy Jump ni el destape flower-power de Jill Love; Marcello di Finizio es sencillamente otro europeo cansado cuya excentricidad no va más allá de una coleta como la de mi amigo Mercutio Montesco y el anhelado propósito de no tener nunca que llamar la atención mientras se pueda. Pero es que no se puede, porque no te dejan:

Help. Basta Monti, basta Europa, basta multinacionales. ¿Desarrollo? Nos estáis matando a todos. Esto es sólo carnicería social –reza la pancarta del funambúlico hostelero.

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