Playa de los Alemanes
Zahara de los Atunes
Krul
En el Nwcastle, de los 20 últimos penaltys, sólo dos parados
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Vuelvo de Cádiz y no tengo más remedio que recordarles que desde allí el mundo es distinto. ¡Qué personajes los gaditanos! Imagino que llevan su cruz y sus fatigas -en ocasiones la indumentaria los desnuda-, pero ni venden lástima ni cuentan tribulaciones. Parece que tuvieran a raya las penalidades a fuerza de escobazos de ingenio y toneladas de pachorra. En Cádiz todo se ve de otra manera.
Incluso el fútbol.
En los establecimientos del paseo marítimo de Barbate, el choco, la corvina, las ortiguitas, el lobito, las cervezas... están muy bien de precio y además, mientras comes, puedes ver el “fúlbo”. Los hosteleros quitan la voz del canal Gol, porque para comentar el partido basta con los clientes nativos que tienen a Alemania como máxima favorita para llevarse el Mundial “porque es la mehó, pisha” y porque nada más ver asomar a Velasco Carballo ya saben que va a ganar “ Brasil, fijo”.
-¿Y Argentina y Holanda?
-Ná de ná.
En Barbate no dan opciones a Messi. Tampoco a Robben. Los barbateños respetan y quieren tanto a los alemanes que hasta han puesto su nombre a una playa del municipio -playa de los alemanes en Zahara-, pero tienen el convencimiento de que las cosas vienen como vienen porque ya están escritas y es tontería...
A mí me parece que a los barbateños les pasa como a casi todos los aficionados, que antes de cualquier Mundial no yerran si apuestan por Brasil, Alemania, Argentina, Holanda, Italia... Al llegar a cuartos siempre pasan los mismos. Los que saben competir. Las selecciones cuyo principal objetivo es no encajar gol y esperar nuestra oportunidad que seguro aparecerá. El pase a semifinales de Alemania, Brasil y Argentina parece escrita por el mismo guionista. Gol tempranero y a defenderlo. Alemania con oficio y con un porterazo -para un servidor, alejado de las modas, el mejor del Mundial-. Argentina, como cada partido, con experiencia y un tanto como relámpago sin trueno. El entrenador Wilmots contribuyó decisivamente a la eliminación belga, pues creo que Lukaku tardó mucho en salir y Hazard no se puede ir nunca, pero éstas son opiniones muy particulares. Para mí, Argentina es la que peor juega de las cuatro, y sin Di María, es sólo Messi. El árbitro Velasco Carballo que nunca podrá pitar un Madrid-Barça o un Madrid-Atleti que es donde se curten los colegiados nacionales, protegió sin ningún complejo la violencia de esos bataneros que coloca el entrenador Scolari en un campo de fútbol.
-No sabe bien el pájaro lo que ha de hacer.
Es mejor equipo Brasil que Colombia, y ahora que se va acabando el café, los técnicos madridistas harían bien en tranquilizarse y pensar que hay pocos mejor que Di María. Isco es mejor que James. Que puestos a ir de compras, con Kroos, sobra. Si James Rodríguez fichara por el Madrid dejaríamos de disfrutar de su elegancia porque en el Madrid no jugaría.
¿Y Holanda? Ahí está. Hombre por hombre, los de menos valor en el mercado, y con Van Persie, uno de los mejores, arrastrando su categoría como un espectro sin ubicación. Robben vale por cuatro y Van Gaal, la auténtica estrella del equipo, por cinco. Un servidor, cuando vio calentar en la banda al portero Krul no lo podía creer. El cambio al final de la prórroga llevaba un riesgo sólo asumible por un genio. Si el arrebato de Van Gaal llega a salir mal, las setas ponzoñosas que abogaron por su condena eterna, resplandecerían miserablemente en estas vísperas de San Fermín. Pero Van Gaal es grande. El más grande.
En El Malgueño de Barbate le dijeron de todo cuando el cambio se consumó.
-Tu verás, el listo éste... Schuster lo hizo en un Carranza. Sacó a Dudek por Casillas para los penaltys y en el último minuto del partido coló el gol el Betis de falta. Lo coló Caffa. Con la boca partía el Dudek y el Schuster.
Reconozco que me alegré como si holandés fuera. Pero no soy holandés. Soy un solitario y acérrimo defensor de un señor íntegro y formal. Un señor insoportable para divos caprichoso y antojadizos. El entrenador entre todos los entrenadores. Un entrenador que merece un Mundial. ¡Lástima de plantilla!