El marqués de Del Bosque en un burladero de Nimes
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La Cataluña una, grande y libre no tendrá ejército propio: al parecer, un informe de Mas pone el capricho en treinta mil millones, material aparte.
–Los soldados de Cataluña son los jugadores del Barça –ha dicho Bob Simon a Sandro Rosell en su “Sálvame” de CBS, la cadena del “Rathergate”, por Dan Rather, el tipo que tiró de documentos falsos para acusar a Bush de haberse escaqueado de la mili.
Messi, pues, más que un “timbaler del Bruc”, que era, ay, de Sampedor, vendría a ser, para que lo entienda Bob Simon, el Rambo de La Masía, con sus cuatro Balones de Oro, más que goles en su Mundial.
¿Balones de Oro o Ruedas de Molino?
La humorada del Balón de Oro como adorno de una Copa del Rey al Oliver Twist de la Fundación Catar Barcelona revela la capacidad para la fantasía de la propaganda contemporánea, cuyo enemigo es la meritocracia.
–La meritocracia condena a los más humildes –se nos recuerda en las madrasas progres.
Con esa cita de Michael Young salvamos lo balones de oro a Messi, por una Copa del Rey, y a Del Bosque, por estar en su despacho todos los días a las 9,30.
La meritocracia suena a Nietzsche y Nietzsche huele a fascismo.
Lo socialdemócrata es el marketing y el glamour.
–Desengáñate, Fulano, los toros son marketing y glamour –dijo Salvador Boix a un amigo mío que se apeaba del carro de José Tomás.
Desde entonces a José Tomás le basta con torear una vez al año en un pueblo para ser proclamado el Mejor Torero de la Historia.
¿Y la Corrida de Beneficencia?
En Madrid los toros están en manos de un señor de Barcelona que ha convertido la Beneficencia, que era la final de la Champions para la tauromaquia, en un festival campero de Morante de la Puebla.
Más las piñatas ministeriales de Lassalle, subsecretario de Cultura pepero y socialista catalán consorte (¡mitad monje y mitad soldado!), a los “imparables” verdaderos, Marías, Cruz y Caballero, con gol al ministro en el escamoteo de una medalla al toreo.