sábado, 19 de enero de 2013

A Oti Rodríguez Marchante

Oti Rodríguez Marchante y Tomás Martín de Vidales

En general, y salvo sutilezas, han coincidido en sus apreciaciones críticas los diversos diarios que he leído. Mi amigo Boyero empieza quizá algo tibio con "Lincoln", pero termina arrojado a sus brazos también.

Y hablando de amigos, hoy he tenido la fortuna de comprobar gracias a uno la diferencia que hay entre la literaturilla meliflua, simplona y con el efecto lumbrera tan efímero como el fogonacillo de una cerilla, de la otra, la grande, la trabajada, la cultivada y la que realmente se merece el placer que produce. Se da la circunstancia (hoy) de que coinciden en la contraportada de El País y de ABC los dos articulistas, Juan José Millás e Ignacio Ruiz Quintano, en tratar los alrededores del asunto del suicidio a causa de la crisis económica. ¡Dios Santo! Quintano está a mil millas de Millás y hace lo imposible: una columna redonda, mientras que el cortejadísimo escritor de premios se dedica a sacarle punta a lo manido y a demostrar que cualquier día de estos le va a nacer una idea que no haya estado antes en cualquier pancarta. Logré a duras penas acabar la columneta de Millás, y me jodió una enormidad que la de Quintano no siguiera en otra página.

Y ahora, se enterará Ruiz Quintano de que ando comparándolo con Millás, y se enfadará, y con razón. O de que conspiro para que escriba más largo.


Punta Umbría
Por alusiones