Conchita Cintrón
1922-2009
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Ha muerto Conchita Cintrón, que tiene que ver con Madrid por el cuento sobre Fortuna que una noche, en Madrid, precisamente, le oí contar. Lo de Fortuna veníale a Fortuna de cuando, siendo chico, viajaba en los topes de un tren con otro maletilla y salió ileso de un percance en que murió su compañero. A Fortuna le cabría la fortuna de lidiar en la Gran Vía, con la chaquetilla por muleta y un sable por estoque, a un toro escapado de Vistalegre, hazaña que le valió la Cruz de Beneficencia. Entonces Fortuna se volvió un chiflado de chaquetilla corta, pantalón ceñido y camisa de pechera gentilmente rizada que, al hilo de Zapaterito, matador español que, sin saber leer ni escribir, se había establecido en Lima como director de periódico, viajó al Perú, que lo encerró en un manicomio. Cuando lo soltaron, se presentó muy de mañana en casa de Zapaterito, que abrió la puerta y se puso a gritar: “¡Guardia, guardia! ¡Al loco, al loco!” Ante el guardia, Fortuna, sin perder la compostura, expuso sus explicaciones: “¿Cómo que yo estoy loco? –protestó–. Loco será este señor, que va en pijama y está gritando.” Mujer magnífica, Conchita, esplendente como un personaje de Eça de Queiroz, que dijo: “Sólo el hombre, entre los animales, puede mezclar la languidez de un mirar dulce con las rebanadas de ‘foie-gras’.” Sus cartas son como correspondencia robada del cajón de Fradique Mendes. ¿Que quién es Fradique Mendes? “Dios un día mezcló un poco de Heine, otro de Chateaubriand, otro de Brummel, con fragmentos ardientes de aventurero del Renacimiento y con retazos manidos de sabios del Instituto de Francia, vertió por encima champán y tinta de imprenta, amasó todo con sus mano omnipotentes, modeló a Fradique, y, arrojándolo a la tierra, le dijo: ‘¡Ve y vístete en casa de Paole!’” Conchita sólo pudo vivir en esa forma soberbia de plasticidad y de vida que es Lisboa, la ciudad “traducida del francés al caló”. Que en el toreo, como en la religión, lo que hay de real, esencial, necesario y eterno es el ceremonial y la liturgia, y lo que hay de artificial, suplementario, dispensable y transitorio es la teología y la moral.
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*Murió el 17 de febrero de 2009