Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Gallardón nos ha salido baturro, y ha vuelto a apuntarse a la piñata de los Juegos Olímpicos, que ya van por el 2020. ¿Hace bien o hace mal? Tal como se han puesto los conceptos de mal y de bien en España, la verdad es que nadie lo sabe decir. Unos Juegos cuestan mucha pasta, y para lo único que sirven, siempre que salgan bien, es para publicitar la imagen de la ciudad organizadora, que tampoco sé yo si la imagen de Madrid está hoy para publicitarse. Gallardón, que no sale de su calle a pasear, cree que sí. Allá él. Y allá Lissavetzky, quien en vez de salir a explicar la felonía cometida con Marta Domínguez, ha salido con Gallardón a pedir los Juegos de 2020, fecha a la que, como buen escualo de la política, espera llegar tan terne. La situación, tal como la veo, es la siguiente: “No tenemos un puto duro” (dicho por Aguirre en la oreja de Gallardón), pero caminamos en vanguardia. Marchando unos Juegos Olímpicos que tendrán que pagarnos los alemanes. ¿Por qué no preguntamos a los alemanes por el asunto? Lissavetzky tiene apellido de Selva Negra, pero no es alemán. Simancas se crió en Alemania, pero no está en la política. Mas los españoles somos españoles porque no podemos ser otra cosa. “¡Ibai, eres el puto amo!”, le gritaban ayer en el Tribunal al etarra de la bicicleta… ¡De la bicicleta! ¿De qué moda progresista se privarán estos etarras? Al ritmo que van las cosas de Rubalcaba por el Norte o Septentrión, no me sorprendería que a Ibai lo viéramos aportando glamour pacifista a los Juegos del 2020, aunque la migración masiva hacia Madrid, si Madrid recibiera la llama olímpica, sería catalana.
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Gallardón nos ha salido baturro, y ha vuelto a apuntarse a la piñata de los Juegos Olímpicos, que ya van por el 2020. ¿Hace bien o hace mal? Tal como se han puesto los conceptos de mal y de bien en España, la verdad es que nadie lo sabe decir. Unos Juegos cuestan mucha pasta, y para lo único que sirven, siempre que salgan bien, es para publicitar la imagen de la ciudad organizadora, que tampoco sé yo si la imagen de Madrid está hoy para publicitarse. Gallardón, que no sale de su calle a pasear, cree que sí. Allá él. Y allá Lissavetzky, quien en vez de salir a explicar la felonía cometida con Marta Domínguez, ha salido con Gallardón a pedir los Juegos de 2020, fecha a la que, como buen escualo de la política, espera llegar tan terne. La situación, tal como la veo, es la siguiente: “No tenemos un puto duro” (dicho por Aguirre en la oreja de Gallardón), pero caminamos en vanguardia. Marchando unos Juegos Olímpicos que tendrán que pagarnos los alemanes. ¿Por qué no preguntamos a los alemanes por el asunto? Lissavetzky tiene apellido de Selva Negra, pero no es alemán. Simancas se crió en Alemania, pero no está en la política. Mas los españoles somos españoles porque no podemos ser otra cosa. “¡Ibai, eres el puto amo!”, le gritaban ayer en el Tribunal al etarra de la bicicleta… ¡De la bicicleta! ¿De qué moda progresista se privarán estos etarras? Al ritmo que van las cosas de Rubalcaba por el Norte o Septentrión, no me sorprendería que a Ibai lo viéramos aportando glamour pacifista a los Juegos del 2020, aunque la migración masiva hacia Madrid, si Madrid recibiera la llama olímpica, sería catalana.
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