El Real de Mourihno es la versión recargada de algo que hace rato es perverso. Exhibiendo una chequera inagotable y aupado por una hinchada carnicera a la que sólo le importa el resultado, el Madrid es un equipo de mercenarios. Es verdad que todos los equipos de fútbol tienen algo de mercenarios y que todas las hinchadas son medio carniceras, pero esta vez don Florentino se pasó de comerciante y los fans del Madrid de cínicos. Cansados de la paternidad del Barcelona, los directivos del Real fueron por el mundo comprando a los mejores, para armar un dream team de alemanes, argentinos, croatas, franceses, brasileños y portugueses que contara la mentira de que España era grande sin Cataluña. Y la hinchada del Madrid acogió a estos invasores como si hubieran nacido en la Gran Vía, permitiendo que jubilaran a Raúl y a Guti sin buscarles reemplazo en las divisiones inferiores y condenando a Casillas, a Alonso y a Sergio Ramos a jugar en un equipo de extranjeros.