Visto y no visto
QUIEN CALCULA COMPRA EN SEPU
QUIEN CALCULA COMPRA EN SEPU
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Estamos en 2011, que es el año internacional de la química, y Rubalcaba es químico. Alfredo, el químico. ¡Anda que no da miedo eso! Solana era físico y miren cómo dejó de bombas Belgrado. Rubalcaba es químico y miren cómo tiene de sorchis el aeropuerto de Barajas.
A Rubalcaba la química le sirve para resultar atractivo en los círculos mundanos. Por ejemplo, en la Pascua Militar, de la que se ha llevado todas las fotos. Debía de resultar gracioso comparando en cada corrillo la tabla periódica con un paquete de Ducados, que es lo moderno, pues no vamos a hablar ahora de la época de la cal viva y de la cal muerta.
–En la opinión pública contemporánea –nos recuerda Peter Sloterdijk–, son los químicos los descendientes tipológicos del diablo. Sólo sorprende el hecho de que los químicos no caminen arrastrando un pie.
¿Es Rubalcaba un diablo?
Ya le gustaría, para poder seducir a Ana Belén, que no sé si seguirá siendo la musa de este Cromwell de Solares que presume de comprar en Sepu porque calcula.
–Porque yo no soy tonto.
Y la prueba de que no es tonto es que, menos en las cárceles y los manicomios, ha puesto al Estado a perseguir a los fumadores, como hacían las beatas de rosario de cuentas de lapislázuli. ¿Qué es más fácil, perseguir a un fumador para meterle la nariz en la boca y la mano en el bolsillo o perseguir a las autoridades que no cumplen la ley de banderas, a los caciques que firman peonadas falsas, al fontanero y al dentista que te cobran sin factura, a los montillejos que se encampanan contra el Supremo por la cosa lingüística...?
–Yo invito a todo el mundo a denunciar a los fumadores –proclama a lo Queipo en la radio de la Gran Vía ese personaje simpático que compone Hipatia de Benidorm, madrina de nuestros chotas y membrillos.
¡Ah, la sensibilidad! Tú sueltas a Foxá en La Habana y se pone a discurrir qué hubieran hecho los clásicos ante el tabaco: Aristóteles, enaltecerlo, y Diógenes, denigrarlo.
–Porque el tabaco simboliza frivolidad y vida galante; es heráldica del pecado.
En la misma situación, sin embargo, Hipatia de Benidorm se queda con los chotas y membrillos de los Comités de Defensa de la Revolución, CDRs, y lo bien que le vienen a ella para perseguir a los fumadores, una vez que los militares andan ocupados controlando a los controladores del cielo.
Lo del diablo de Rubalcaba no, pero lo de Hipatia de Benidorm es una licencia literaria, como sabemos por el paisano del mármol egabrense, Carmen Calvo, don Juan Valera, que escribió a su amigo Menéndez Pelayo: “Aquí no hay Hipatias, ni Lidias, ni judías elegantes con quien tratar. No hay más que cristianas católicas, feas por lo común y poco aseadas.”
Que son las que más prohíben fumar, claro.
Abc
Estamos en 2011, que es el año internacional de la química, y Rubalcaba es químico. Alfredo, el químico. ¡Anda que no da miedo eso! Solana era físico y miren cómo dejó de bombas Belgrado. Rubalcaba es químico y miren cómo tiene de sorchis el aeropuerto de Barajas.
A Rubalcaba la química le sirve para resultar atractivo en los círculos mundanos. Por ejemplo, en la Pascua Militar, de la que se ha llevado todas las fotos. Debía de resultar gracioso comparando en cada corrillo la tabla periódica con un paquete de Ducados, que es lo moderno, pues no vamos a hablar ahora de la época de la cal viva y de la cal muerta.
–En la opinión pública contemporánea –nos recuerda Peter Sloterdijk–, son los químicos los descendientes tipológicos del diablo. Sólo sorprende el hecho de que los químicos no caminen arrastrando un pie.
¿Es Rubalcaba un diablo?
Ya le gustaría, para poder seducir a Ana Belén, que no sé si seguirá siendo la musa de este Cromwell de Solares que presume de comprar en Sepu porque calcula.
–Porque yo no soy tonto.
Y la prueba de que no es tonto es que, menos en las cárceles y los manicomios, ha puesto al Estado a perseguir a los fumadores, como hacían las beatas de rosario de cuentas de lapislázuli. ¿Qué es más fácil, perseguir a un fumador para meterle la nariz en la boca y la mano en el bolsillo o perseguir a las autoridades que no cumplen la ley de banderas, a los caciques que firman peonadas falsas, al fontanero y al dentista que te cobran sin factura, a los montillejos que se encampanan contra el Supremo por la cosa lingüística...?
–Yo invito a todo el mundo a denunciar a los fumadores –proclama a lo Queipo en la radio de la Gran Vía ese personaje simpático que compone Hipatia de Benidorm, madrina de nuestros chotas y membrillos.
¡Ah, la sensibilidad! Tú sueltas a Foxá en La Habana y se pone a discurrir qué hubieran hecho los clásicos ante el tabaco: Aristóteles, enaltecerlo, y Diógenes, denigrarlo.
–Porque el tabaco simboliza frivolidad y vida galante; es heráldica del pecado.
En la misma situación, sin embargo, Hipatia de Benidorm se queda con los chotas y membrillos de los Comités de Defensa de la Revolución, CDRs, y lo bien que le vienen a ella para perseguir a los fumadores, una vez que los militares andan ocupados controlando a los controladores del cielo.
Lo del diablo de Rubalcaba no, pero lo de Hipatia de Benidorm es una licencia literaria, como sabemos por el paisano del mármol egabrense, Carmen Calvo, don Juan Valera, que escribió a su amigo Menéndez Pelayo: “Aquí no hay Hipatias, ni Lidias, ni judías elegantes con quien tratar. No hay más que cristianas católicas, feas por lo común y poco aseadas.”
Que son las que más prohíben fumar, claro.