La checoslovaca Kratochilova
Francisco Javier Gómez Izquierdo
En los setenteros sampedros burgaleses mis ojos miopes seguían las tres cáscaras de nueces movidas con habilidad por dedos mayormente gitanos en el paseo de la Quinta, hasta hacerme creer que aquellos hombres ganaban el dinero haciendo magia. De repente aparecía uno que se llevaba mil pesetas donde yo había adivinado la miga de pan y me invadía una sensación de desaprovechar rentables negocios por falta de liquidez. Con los años y junto a todo tipo de delincuentes, fui conociendo a los grandes maestros trileros de uña larga, los más “pringaos” de la gran nación delictiva, hasta tener la certeza de que el español está dotado de una naturaleza que propende al engaño.
El altivo contable ó tesorero del PP que anda en los papeles, además de ser un mucho ambicioso en la manera de engañar -nadie parece reparar que en sus hojas de cálculo no está anotado su jornal- parece el heredero de aquellos grandes inquisidores y sus secretas listas de herejes. Miro aburrido lo que dicen de los amos de Cataluña, padezco los atropellos de la casta que señoritea en Andalucía..., y todo es impunidad ajena y hartazgo propio. Sólo me faltaban las sospechas sobre Induráin y Perico... y las más que evidentes trampas de la Real, a la que tanto he querido, en otra lista de incautos escrita por maquiavélica mano.
El dopaje y la trampa en el deporte los tuve por ciertos viendo correr a las atletas del Este europeo y no creo necesario señalar a aquella poderosa percheronaza llamada Jarmila Kratochilova. Asomaron muchos más culpables en todos los países, pero al fútbol no llegaban controles serios, imagino que por no considerarlos necesarios. Supongo que los veteranos aficionados recordarán unas curiosas declaraciones del gran Juanito, ya en el retiro, mentando unos jarabes que le daban en el Burgos -¡mis mejores ratos de fútbol!- y de los que sospechó cada vez que se ponía en duda la limpieza del deporte en general. El Eufemiano Fuentes que amaga con irse de la mui en el Juzgado es de la misma calaña que un tal Padilla que trató a tantos futbolistas y que me hizo descreer del “in corpore sano” muy a mi pesar, pero no se me escapa que sabe mucho y que tiene poder para derrocar a bastantes de nuestros ídolos.
Personalmente, me gustaría que fuera un caballero e hiciera como procede entre los de su gremio: buscar un muerto que se coma el marrón y no berrearse como una chota.
Al chulito del PP es al que me gustaría oír hablar... con la obligación de decir la verdad. Lo lógico es que empezara a señalar y detallar sus fijos y sus tantos por cientos.
Juanito, Cañizares y Prieto, tomando vitaminas en un equipo pobre
El Mérida.