viernes, 14 de diciembre de 2012

¿Qué se neceita para llegar?



Gabriel Campillo
 
La cualidad más importante que un boxeador puede tener, esa que definitivamente le acerca a reclamar su parte de gloria, no es ni siquiera una aptitud física. Se trata más bien de un estado psicológico; una cualidad mental que conocemos como perseverancia.

Esa que le hará falta cuando se caigan combates, cuando se pierdan oportunidades, cuando se sufran robos, cuando los resultados no acompañen y parezca que todo es inútil, y que la mejor opción sería 'tirar la  toalla' y apostar por algo más seguro que un sueño deportivo. Cuántos compañeros he visto quedarse en el camino, algunos llamados a hacer  grandes cosas, con una capacidad y cualidades fuera de lo común, y que simplemente renunciaron por carecer de la constancia necesaria. Y, sin embargo, otros, los a priori menos premiados en la lotería genética, continúan. Tienen el empuje, el coraje y la fe necesarios para sobreponerse de todas las adversidades. Siguen trabajando con determinación inquebrantable y, gracias a ello, acaban desarrollando cualidades que parecían fuera de su alcance.

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