viernes, 24 de julio de 2009

EL TABLA



El Tabla es la verdadera leyenda de Punta Umbría, Huelva, en cuya playa de Canaleta (calle Gallareta, sin número), entre las dunas, se alza como un fuerte en el desierto una visión a medio camino entre Lawrence de Arabia en el paquete de Camel y la taberna/juzgado del juez Roy Bean, que, como todo el mundo sabe, era la ley al oeste del Pecos.





La ley, aquí, es Pepe (en la imagen, parando de capote a un bogavante en puntas). La ley de la plancha, claro, y nadie sabrá lo que es una plancha de cocina hasta que no pase por una mesa (con sobremesa) de El Tabla.

De la plancha se puede decir lo que Julio Camba decía de la parrilla: vieja como el hombre, todavía hoy son muy pocos los que la saben hacer, y absolutamente simple en teoría, casi nadie domina sus complejidades prácticas: no hay en toda la cocina universal una cosa tan antigua ni tan moderna, tan fácil ni tan difícil, tan sencilla ni tan complicada, tan conocida ni tan sorprendente.

Ante una rodaja de corvina de las de El Tabla, con los ojos todavía mareados por la alucinante puesta de sol, es fácil confundir al Loco de la Colina, Jesús Quintero, con el asturiano José Riesgo, campeón de España en tala de troncos con hacha, motosierra y tronza individual, que son las tres pruebas que ha de pasar un devorador de corvinas.

Lo demás: muelas, tomate aliñado, arroz de marisco, coquinas, chirlas, almejas, langostinos, cigalas, bogavantes, langostas... y, por supuesto, salmonetes (http://salmonetesyanonosquedan.blogspot.com/2009/06/gracias-y-desgracias-del-salmonete.html) en un lugar que no tiene en el mundo igual.

¿El precio?
–Al ave de paso, cañazo (que suena cañaso) –suele ser el lema de estos sitios donde, si ellos no escatiman en calidad, ¿por qué va a escatimar uno en dinero?