sábado, 17 de diciembre de 2011

Don Niceto


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El español es menos de libertad que de libertades.

Esperanza Aguirre impone en Madrid la libertad de horarios comerciales, que es una libertad que ya venían ejerciendo tan ricamente los chinos, y sus enemigos dicen que es meter a la zorra en el gallinero.

El chino madrileño es el mayordomo de la democracia “after hours”, y los jóvenes de veinte euros lo adoran. Ahora que ya somos libres de comprarle al chino birras y cigarros sólo nos falta la libertad de beber y fumar que nos quitaron Gallardón y Pajín, aquella María de los guardias.

¿Cuántas libertades hemos perdido los españoles en los últimos treinta años?

Gallardón y Pajín nos quitan de la boca el botellín y la colilla como el Bobo Solemne quitó de las manos a los Alcalá-Zamora los diarios del abuelo don Niceto.

A mí no me dejan ver los diarios, pero todo el Gobierno los está viendo –denuncia el nieto en la presentación de la primera parte de los diarios.

Y Virgilio Zapatero, lord Carnarvon de Cisneros (Palencia), el hombre del saco de los huesos de Franco, españolamente se engalla (se cuelgamura) y se va.

Los diarios de don Niceto corrieron igual suerte que la “pantera rosa”, aquella joya de la Princesa Dala en la comedia de Blake Edwards, pero en feo, porque aquí Sir Charles (David Niven) fue Azaña, que llamaba “petenera” a don Niceto.

A ver, que traigan una guitarra para el señor presidente –decía el villano alcalaíno, cuando el presidente sacaba en consejo la chuleta de los enchufillos.

(...).

El resto…

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