viernes, 30 de octubre de 2015

Narcisos



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La presidenta de un parlamento autonómico anuncia “la república independiente catalana”, y los empleados del “mainstream” político contestan que eso va, no contra la unidad de España, sino contra la democracia, por lo que llaman a la unidad, no de los españoles, sino de los demócratas.
En Barcelona, para reconvenir a los golpistas, la gente de Rivera, el “cirujano de hierro” que viene, ha redactado una nota con los apuntes de la asignatura Educación para la Ciudadanía con la alfalfa del filósofo Marina.

¿Y este narcisismo?

Freud cree que el “feliz aislamiento en la vida intrauterina” (La Moncloa para los presidentes, y para los políticos en general, el Estado de partidos) constituye la situación de un narcisismo completo.

Si en vez de a Marina leyeran a Freud, habrían dado más importancia a la gamberrada del cambrilense Carod Rovira (Pérez Díez para el mundo) coronándose de espinas en Jerusalén. Para explicar la ambición de Moisés (¡Moisés y Josep-Lluís!), Freud cuenta que, un día que el faraón lo tomó en brazos y lo levantó jugando, el rapaz de tres años le arrancó la corona de la cabeza y se la caló a su vez.

El faraón se asustó ante el presagio, y corrió a interrogar sobre ello a sus sabios agoreros.
Aquí, los faraones acuden a los sabios del Constitucional en busca de una “respuesta mesurada”, en expresión de Pdr Snchz, el del partido de Largo Caballero (“Si alguien intenta un golpe de Estado, salid a la calle –berreaba en Don Benito, Badajoz, en noviembre del 33–. Tenemos que luchar hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no una bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución socialista”) y de Rubalcaba, el ministro que con Zapatero declaró un estado de alarma de treinta días para militarizar a unos controladores aéreos que le parecían unos pijos que entorpecían el tránsito en el puente de la Constitución.

Y, colorín, colorado, hasta aquí la socialdemocracia ha llegado.